Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Puente aéreo con Kabul

18/08/2021

El fracaso de los servicios de información en Afganistán ha sido patente. Ninguno esperaba que la 'blitzkieg' de los talibanes los llevara a ocupar Kabul el pasado fin de semana cuando esperaban tener al menos treinta días para organizar la evacuación de sus diplomáticos, sus nacionales y los afganos que han colaborado con ellos directamente y que se convierten en candidatos a la represión y la muerte en cuanto que las nuevas autoridades comiencen a ejercer el poder y el foco de la actualidad se apague sobre ese país. Ni tan siquiera Washington ha podido evitar que el aeropuerto de la capital afgana recordara la evacuación de Saigón.

En medio de la necesaria evacuación de miles de personas que temen por su vida, medio millar de ellos relacionados con España, el debate nacional se circunscribe a si se actuó con la suficiente previsión para proceder a su evacuación, sobre quien informa al resto de los partidos y sobre la necesidad de su repatriación urgente, como si no fuera esa la preocupación de los gobernantes de todos los países que lidian con la angustia que provoca la toma del poder por los talibanes.

Pero si todos los países que colaboraron con Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo, tras los atentados del 11-S, entraron juntos en la guerra de Afganistán es preciso que ahora, en el momento de la desbandada, también salgan todos juntos y se establezca una colaboración que permita el establecimiento de un puente aéreo entre Kabul y cualquier capital cercana con medios de todos que ofrezca seguridad para la evacuación de quienes ven peligrar su vida, organizar, antes de que el problema se vuelva irresoluble, la acogida de los afganos que colaboraron con ellos y preparar lo que se está convirtiendo ya en una emergencia humanitaria con el desplazamiento de decenas de miles de personas que buscan refugio frente a la amenaza talibán. Los ministros de Exteriores de la Unión Europea están obligados a dar respuesta en ambas direcciones para no generar un nuevo episodio de frustración e irrelevancia.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaka, ha afirmado que “se fletará todo lo que sea necesario” para la repatriación de españoles y afganos. Tendría que haber afirmado que los vuelos se mantendrán hasta que finalizara la evacuación de los nacionales de otros países que lo necesiten. Episodios como el del avión alemán que salió del aeropuerto de Kabul con siete pasajeros no pueden volver a repetirse.

De forma paralela, las comunidades autónomas han comenzado a ofrecerse para acoger a las familias de afganos que colaboraron con España a lo largo de los diecinueve años de presencia en el país centroasiático. Pero no todas porque algunas parecen no darse por enteradas de las necesidades de los exiliados que habrá que resolver, o temen la reacción de sus apoyos para gobernar. A Vox, con su populismo antiinmigración aun en las peores circunstancias, solo le preocupa que entre quienes sirvieron a nuestro país se cuele algún presunto terrorista y que sean países musulmanes los que asuman la crisis de refugiados que se avecina. Mientras, todos los líderes nacionales, desde el presidente del Gobierno al líder de la oposición, continúan de vacaciones y, a la espera de comparecencias parlamentarias, se comunican con los ciudadanos vía Twitter.