Todo parece indicar que el águila imperial ibérica llegó a la provincia para quedarse. Concretamente, escogió el Cerrato. Se trata de una gran noticia para los amantes de la naturaleza y la fauna silvestre. La población de esta especie endémica de la Península se está incrementando en los últimos años, pero la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) aún la considera vulnerable y la mantiene dentro de la Lista Roja de Especies Amenazadas. Por su parte, el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico la incluye entre los seres en peligro de extinción del Catálogo Español de Especies Amenazadas.
Los primeros ejemplares que se reprodujeron en tierras palentinas en 2021 volvieron a criar este año. En esta ocasión, por partida doble, según asegura el carrionés Toño Arnillas, un aficionado al campo y a los animales que decidió investigar sobre la presencia del águila imperial, su animal preferido, en Palencia. La tarea no está siendo fácil o, por lo menos, rápida, puesto que su estudio, que está centrado en la comarca cerrateña, arrancó en 2018, cuando avistó algunas de estas aves.
Su hallazgo inicial tuvo lugar en agosto de 2020. En aquel momento, Arnillas observó una pareja de águilas en edad reproductora acompañadas por dos pollos. «Seguramente serían su descendencia», añade. Sin miedo a equivocarnos, este hecho puede calificarse de histórico, ya que nunca antes se había visto algo igual en la provincia. «En Palencia no había ningún registro», asevera.
El águila imperial elige el CerratoAnte este acontecimiento, el de Carrión, que conoce el Cerrato porque reside en la actualidad en la zona, siguió invirtiendo su tiempo libre en este pasatiempo. Ataviado con ropa de camuflaje y con una caseta adecuada, se fue al campo con más ilusión si cabe y se encontró con un segundo dúo en la primavera de 2021. Entonces, decidió hacer un seguimiento intensivo de estos ejemplares y localizó un nido en uso. La descendencia llegó poco después: nació un aguilucho palentino. «Así se pudo certificar la reproducción de esta especie aquí», manifiesta Arnillas, quien dio parte a los técnicos de la Junta de Castilla y León. «El polluelo en agosto echó a volar», explica. En estas fechas también divisó, en un lugar cercano, una tercera pareja, pero no su refugio.
En este 2022, las informaciones siguen siendo positivas y la población fue en aumento. Según manifiesta este amante de la naturaleza, las aves que ya tenían sucesión regresaron al nido (declara que solo ha encontrado uno en Palencia) para traer al mundo a otros dos polluelos el pasado mes de mayo. «La evolución fue buena y ya han conseguido volar», señala Arnillas antes de declarar que la llegada de estos animales «es positiva» porque así se va recuperando la especie, que llegó a estar en grave peligro de extinción.
en ascenso. Según los datos de la UICN en su página web, existen en la actualidad entre 1.060 y 1.080 individuos maduros de esta especie, cuyo nombre científico es Aquila adalberti. La cifra no es muy elevada, sobre todo si se compara con otras especies, pero la tendencia es positiva desde los años 70 del siglo pasado, cuando alcanzó su mínimo poblacional, tal y como indica el último informe acerca del estado del águila imperial en Castilla y León, que está disponible en el portal web de la administración autonómica.
Por su parte, Arnillas, al que le interesan los pájaros desde que era un chaval, espera seguir observando en el Cerrato una de las aves más singulares de España y Portugal en el futuro, aunque no solo se fijará en ellas. En la tarjeta de su cámara de fotos también hay espacio para el águila pescadora, el búho real y la collaba rubia, entre otros.
Eso sí, a las primeras aves que anidaron en Palencia y trajeron al mundo a un águila imperial palentina les ha cogido cariño. De hecho, les ha puesto nombre. La hembra se llama Julia y el macho, Severo, ambos en honor a la novela Yo, Julia, de Santiago Posteguillo, ganadors del Premio Planeta en el año 2018.