Dirige seis coros -el de Cervatos, el de la Universidad de la Experiencia y otros cuatro en la UPP- y junto al pianista Álvaro Rubén García integra el dúo Mar de Campos. Ana Clara Vera llegó a la provincia en 2001. Tenía familia en Saldaña, pero lo que le hizo cambiar Mar del Plata por la comarca de La Vega fue el amor.
«Al principio viví en Villaeles», explica la soprano argentina. Casi veinte años después, Ana Clara Vera ha conseguido emocionar a miles de personas, muchas de ellas del medio rural. «La música es una herramienta para poner en valor lo que hay en los pueblos», reconoce la cantante, que ha actuado en lugares tan emblemáticos como el monasterio de Santa Cruz de la Zarza, en San Pedro Cultural o en la villa romana La Omeda, uno de sus rincones soñados.
Quienes la conocen bien son los devotos de la Virgen del Brezo. «El santuario fue uno de los primeros lugares que visité al llegar a la provincia. Encontré la iglesia solita y le canté un Ave María a la virgen. Al oírme, don Jesús y otros cofrades se acercaron a ver de dónde procedía ese sonido y desde entonces actúo todos los años el día de la romería», explica una artista que también forma parte de la Asociación Amigos de los Clásicos y actúa junto al guitarrista Luis Martín.
Su carácter inquieto ha hecho que la potente voz de Ana Clara Vera haya llegado hasta países como Suiza e Italia. Con Baladas para Tres ha estado en Lausana y Montreaux, y a través del santuario de la Virgen de la Vega, ubicado en el municipio burgalés de Pedrosa de Valdelucio, en 2018 tuvo la oportunidad de conocer al Papa Francisco. «Crucé unas palabritas con él», señala orgullosa la soprano argentina.
Con respecto a su tierra, Ana Clara asegura que, pese a que echa de menos a su familia y amigos, no mira hacia atrás, sino que tiene por costumbre vivir el día a día. «He hecho muy buenas amistades aquí, aunque por supuesto, no me olvido de mis raíces y, curiosamente, vivo a diez minutos de un lugar que, de alguna forma, es un pedacito de mi tierra», indica la artista en referencia a la casa de Cervatos en la que nació el general San Martín, personaje muy relevante en la historia de Argentina, Chile y Perú.
En su función como directora de coro dice haber encontrado una nueva pasión. «Los alumnos me quieren como si fuera una hija», comenta entre risas al tiempo que expresa que para hacer llegar su música, cuyo repertorio va de la ópera a los sonidos del renacimiento pasando por el tango, se esfuerza en mostrarse cercana al público. «Me gusta introducir a los espectadores. También escucharles y darles lo que quieren», señala una mujer cuya afición por la música comenzó a los 8 años.
Con el paso del tiempo, su deseo de dedicarse a lo que le hace feliz ha convertido a la soprano argentina afincada en Saldaña en una de las grandes voces de la provincia. «Es complicado venderse y no es fácil vivir de esto, pero la música me llena mucho», concluye Ana Clara, que también pide «más apoyo» para los artistas locales por parte de las instituciones.