Salvar a un ruiseñor

ALBERTO ABASCAL
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Dos agentes de la Policía Local reaniman a una niña de 18 meses con maniobras de resucitación pulmonar tras perder el conocimiento · El oficial ya redujo en 2017 al hombre que irrumpió en una boda en Valladolid al grito de «Alá es grande»

El oficial 3621 de la Policía Local de Palencia.

Los agentes de una patrulla de la Policía Local, formada por el oficial R.E. con el número 3621 y un miembro de la nueva promoción identificado como R.N. con el número 4204, lograron salvar el jueves la vida a una bebé de 18 meses de edad después de conseguir que volviera a respirar con maniobras de reanimación pulmonar, según confirmó a Diario Palentino la concejala de Tráfico y Seguridad Ciudadana, Carolina Gómez.

Los hechos ocurrieron pasadas las 17,30 horas del jueves muy cerca del Casino y de la Perfumería Druny, en la calle Mayor, cuando la patrulla formada por ambos agentes observó que un hombre sostenía en sus brazos a un bebé prácticamente inerte junto a una mujer, la madre de la criatura, que se encontraba presa del llanto. 

Los agentes del Cuerpo policial al servicio del Ayuntamiento procedieron a sujetar a la niña y pudieron comprobaron que  no respiraba. 

El agente 4204 subido ayer en su moto a la altura de Cuatro Cantones.El agente 4204 subido ayer en su moto a la altura de Cuatro Cantones. - Foto: Óscar NavarroRealizaron la maniobra de reanimación pulmonar adecuada para bebés con la intención de activar su respiración. Un vez logrado el primer propósito, los agentes de la Policía Local pudieron mantenerla en situación estable hasta la llegada de los servicios sanitarios, que procedieron al traslado inmediato de la pequeña al Complejo Asistencial Universitario de Palencia, donde según las primeras informaciones aportadas se recuperó.

«Estábamos realizando un servicio en la plaza Mayor, cuando entró una llamada del Servicio de Emergencias 112 en la que se alertaba de un posible atragantamiento de una niña muy pequeña. En ese momento se dejó todo lo que se estaba haciendo para atender lo antes posible ese servicio prioritario, apuntó en declaraciones a DP el agente identificado con el número 4204.

CON FIEBRE. «Supimos que los padres habían acudido inicialmente al centro de  salud de La Puebla porque la niña  sufría, al parecer, una infección y tenía fiebre. Podría haber sido el motivo de su estado, pero la patrulla actuó de manera diligente dentro de nuestras posibilidades», apuntó el policía municipal.

El agente explicó que era la primera intervención de estas características a la que se enfrenta personalmente, dado que es de la nueva promoción, excepto el oficial, igual que los otros dos compañeros que acudieron al aviso. «Nos tocó a nosotros, pero si hubieran estado cerca cualquier otro agente lo hubiera realizado de igual manera». 

«Somos de los nuevos, pero venimos preparados». Conocimientos que se complementan y amplían todavía más dentro de la Policía Municipal de Palencia. «Nuestra labor es ayudar al ciudadano y estar al pie del cañón», recalcó el agente.

APOYO. Por su parte, el oficial identificado como 3621, el autor material de las maniobras de reanimación, apuntó en declaraciones a este periódico que «siempre es una satisfacción actuar en favor de la ciudadanía». «Queremos resaltar que antes que nosotros pudo haber gente que intentó ayudar a la pequeña. Yo solo sé que cuando llegamos nosotros la niña estaba en la situación descrita y lo único que hicimos fue aplicar las medidas que hemos aprendido en los cursos celebrados dentro del Cuerpo».

No obstante, deja claro que, en el momento en el que se ejerce esta profesión, se sabe que cosas de este tipo se van a ver, con situaciones dramáticas. Y es que, nada más entrar un aviso, «te vas preparando para lo que vas a tener que afrontar en unos minutos. Hay que mentalizarse durante el trayecto de lo que tienes que hacer», asevera este oficial que se siente muy orgulloso e identificado con Palencia.

También se mostraba muy satisfecho de la actuación el máximo responsable de la Policía Local de Palencia, Juan Manuel González Becerra, quien apuntó que «es una satisfacción haber contribuido a salvar una vida por parte de miembros de nuestro Cuerpo. Nosotros estamos siempre para colaborar y aunque hay gente que piensa que nuestra labor es más coercitiva, la verdad es que más de la mitad de nuestras actuaciones tienen un carácter de auxilio humanitario».

«No hace mucho tiempo logramos atender una mujer que vivía sola en su casa y que había sufrido la fractura de una cadera. Llevaba dos días en el suelo. En definitiva, la Policía Local está para mejorar la convivencia ciudadana», apuntó Juan Manuel González Becerra.

El mismo agente que redujo al hombre que irrumpió en una boda al grito de «Alá es grande» 

El oficial 3621, que así quiere que se le conozca, de 42 años y que sirve en la Policía Local de Palencia desde diciembre de 2012, se convirtió en uno de los grandes protagonistas de la boda que se celebró en la tarde del sábado 3 de junio de 2017 en la iglesia de San Pablo de Valladolid al lograr reducir al hombre de nacionalidad marroquí de 21 años en aquel momento que la interrumpió al grito de «Alá es grande». «Yo solo llegue a entender Alá en los gritos. Por sus gestos pensé que algo gordo podía pasar» aseguró en su momento en declaraciones a Diario Palentino.

«Realmente han sido dos ocasiones sin parangón, pero hay compañeros que tienen una hoja de servicios muy importante en Palencia», apuntó ayer.

El relato de la actuación del agente al servicio del Ayuntamiento capitalino en la boda vallisoletana dio la vuelta al mundo. «Estaba de invitado junto con otras 120 personas y pronto me dí cuenta de que este hombre, que estaba sentado delante de mí en la iglesia, tenía un comportamiento muy extraño», relató en su momento a Diario Palentino este agente del cuerpo municipal, palentino por los cuatro costados, y que en aquel momento estaba destinado al servicio de vigilancia nocturna.

DENTRO DE LA IGLESIA. El ahora oficial 3621explicó en su momento a este periódico que este joven marroquí, bien vestido, no dejaba de comportarse de una manera muy peculiar durante la ceremonia: «Miraba al techo y extendía los brazos. Además, invadía totalmente el espacio vital de los que le rodeaban».

El momento cumbre llegó cuando el sacerdote pidió a los presentes que se dieran la paz: «Entonces, se quedó mirando fijamente a la persona que se encontraba a su lado y comenzó a estrecharle la mano de manera desafiante y violenta. A continuación, se dirigió hacia el altar por el pasillo central, por lo que decidí seguirle».

El joven marroquí, tras rodear el altar y al darse cuenta de que era seguido, comenzó a desabrocharse la camisa y a pronunciar palabras en un lenguaje poco comprensible, aunque con evidentes tintes árabes. «Yo solo llegué a entender Alá en los gritos. Por sus gestos, pensé que algo gordo podía pasar». Sin embargo, pudo reducirle sin más contemplaciones.