1. Mina visitable de Barruelo de Santullán. «Aún recuerdo cuando puse un pie por primera vez en estas galerías. Tendría unos 8 o 9 años y, para mí, fue una auténtica aventura, una experiencia que se te queda grabada a fuego en la memoria. Por lo visto, las minas de Barruelo de Santullán eran de las más peligrosas del país, ya que tenían gran carga de gas grisú, y la recreación de esta explotación hullera típica de la comarca norteña es, sin duda alguna, la mejor forma de tomar conciencia de las duras condiciones de trabajo de nuestros mineros».
2. San Pedro Cultural. «Conocí este lugar mágico de forma muy casual, al poco tiempo de entrar a trabajar en la Diputación. Desde entonces, se ha convertido para mí en un referente turístico que recomiendo a todo aquel que me pide consejo sobre lugares clave a descubrir en la provincia. Sin duda, un espacio que te deja con la boca abierta, que además tiene una impresionante carga de divulgación científica, uno de los temas que más me apasiona. Una bonita forma de conocer un poco más cómo funciona nuestro universo».
3. Laguna de la Nava. «Una de las cosas que más me gustaba cuando era pequeña eran las excursiones de domingo al mar de campos con todos mis primos. Y es que, sin duda, ha sido uno de los lugares que me ha hecho amar y respetar profundamente a los animales y el entorno natural. Un humedal en el que no solo podemos avistar multitud de aves, sino que en sus inmediaciones cuenta con un patrimonio natural y cultural espectacular».
4. Canal de Castilla. «Durante el confinamiento todos hemos echado un poco de menos salir y respirar aire puro. Por eso mi reencuentro con el Canal de Castilla a su paso por la capital ha sido un auténtico flechazo. Disfrutar de los atardeceres en la dársena o pasear por sus orillas es un auténtico placer para los sentidos. Y es que además de ser una obra hidráulica histórica, es un recurso turístico con infinidad de posibilidades: rutas en bicicleta, tramo del Camino de Santiago en barco…».
5. Palacio Provincial. «Después de casi tres años de verlo a diario aún me impresiona y es que, para mí, es el edificio más bonito que tenemos los palentinos (en esto puede que no sea muy objetiva). No me canso de fotografiarlo, recorrerlo, disfrutar del ajetreo de la ciudad desde sus ventanas. Más que un lugar de trabajo, es un auténtico privilegio».
6. Instituto Jorge Manrique. «En sus pasillos me formé durante seis años y, para mí, sigue siendo un lugar muy especial del que guardo algunos de los mejores momentos de mi adolescencia. El viejo fue además pionero en la presencia de mujeres en la enseñanza, lo que hace de él un lugar emblemático; no solo por su impresionante arquitectura o su mágica luz, sino también por su historia».
7. Cascada de Mazobre. «Una senda que me encanta, porque muestra todas las virtudes de nuestra Montaña Palentina en un camino accesible a cualquiera y con una meta que, sin duda, merece la pena. Para mí, una de las excursiones de fin de semana que nunca fallan: relajarse a la sombra de la cara norte del Espigüete, nuestra joya natural más preciada, y refrescarse junto a este salto de agua».
8. Ampudia. «¿Conoces esa extraña sensación en la que parece que el reloj se hubiese parado? Ese es el sentimiento que tengo cuando visito Ampudia. Pasear por Corredera y Ontiveros o por las inmediaciones del castillo, me hace imaginar que una máquina del tiempo me ha transportado directamente a la época medieval. Además, tiene ese ambientillo especial que te invita a participar de la actividad diaria del pueblo, en sus bares o a través de la gran oferta cultural y de ocio que ofrece este bello rincón de la provincia».
9. Espacio Natural de Covalagua. «Para mí la primavera es sinónimo de Covalagua, es el escenario perfecto para disfrutar de un maridaje entre el paisaje de cuento y las maravillas subterráneas que guarda en su interior este paraje kárstico: la Cueva de los Franceses. El relajante rumor de la cascada, las impresionantes vistas desde el balcón, como yo lo llamo (el Mirador de Valcabado), y la espiritualidad del Menhir de Canto Hito, te cargan las pilas al 100%».
10. Ermita de San Juan Bautista. «La Huerta de Guadián, por sí misma, ya tiene encanto, pero es que esta pequeña iglesia románica pone la guinda al pastel. Aún me resulta increíble su historia. Y es que este templo se levantó originariamente en Villanueva del Río, pero con la construcción del embalse de Aguilar de Campoo, se trasladó piedra a piedra hasta Palencia para que no se perdiera bajo las aguas».