Primero fue el mosaico y ahora el acueducto. El yacimiento aguilarense de Huerta Varona no deja de sacar a la luz valiosos restos que aportan un poco más de información sobre lo que en su día fue este gran asentamiento romano en el que la villa galletera podría hundir sus raíces.
Aun sin haber terminado la campaña de este año, el balance del equipo de arqueólogos que estudia la zona es "más que positivo" y es que lo que parecían muros han resultado ser conducciones que por debajo de los edificios llevaban agua y lo evacuaban del poblado. Un hecho que para los profesionales del Imbeac "podría apuntar a la existencia de unos baños o termas", aunque esta teoría está aún sin confirmar.
"Tampoco sabemos todavía si este acueducto era de agua limpia o de agua sucia, ni dónde estaba la toma", indica el director de las excavaciones, Jesús Francisco Torres, quien también destaca la calidad de la estructura, "sellada e impermeabilizada con arcilla roja", así como su cauce, "similar al de una ciudad".
Del mosaico al acueductoTodo ello tendría también relación con el mosaico que afloró el año pasado, una construcción con motivos geométricos en dos colores propia del periodo que va desde el siglo I a.C. al II d.C. de la que este año ha aparecido algún pequeño trozo más. No obstante, los expertos han podido constatar que gran parte del mosaico se ha perdido por la destrucción que sufrió la edificación en la que se encuentra.
"Nuestra teoría es que aunque el origen del asentamiento se encuentra en el siglo I d.C., este fue reformado a principios del IV. De hecho, pensamos que parte del mosaico pudo haber desaparecido hace cientos de años, aunque no cabe duda de que también el arado ha hecho su labor", continúa el arqueólogo barruelano, que lamenta que el mosaico no se haya conservado mejor, pero no resta ni un ápice de importancia a una construcción que podría ser una de las más antiguas de este tipo de todas las halladas en la Península.
Precisamente, y para protegerlo de los agentes meteorológicos, el Imbeac está trabajando en la colocación de un invernadero que permitirá al mosaico "dormir bajo techo" hasta que comience la próxima campaña de excavaciones. En este mismo sentido, el equipo aún está esperando la respuesta de la Junta sobre la posibilidad de instalar un sistema de seguridad que proteja el yacimiento de posibles expolios.
POSIBLE ZONA DE CUARTELES. "Con respecto al resto de las estructuras -de líneas muy rectas, sillares bien colocados y cimientos de edificios muy grandes-, todo parece indicar que nos encontramos ante una zona de cuarteles, aunque para corroborar esta suposición tendremos que buscar modelos similares", explica Torres.
Asimismo, el director de las excavaciones avanza que uno de los objetivos de la campaña 2020 será excavar en una zona en la que hay muchas posibilidades de que aparezca un horno o unas piscinas, dada la cantidad de ladrillos y cerámicas para calefactar que ha aflorado en los últimos años. Lo que tampoco escasea son las cáscaras de ostra, al parecer un manjar que se consumía en los baños y termas.