La fiesta de la batalla nabal volvió a vivirse ayer en Monzón de Campos en su máxima expresión, una vez que la crisis sanitaria que amoló su celebración en 2020 -y en menor medida el pasado año- va camino de superarse. Esta cita agosteña marcada en rojo en las agendas de los propios vecinos de la localidad, así como en la de curiosos de otros lugares -cada vez son más los foráneos que no se resisten a vivir en primera persona el combate-, nació como conmemoración histórica con referencias a la leyenda del siglo X, por la que los musulmanes a cargo de Abderramán III y los condes de la familia Banu-Ansúrez se disputaban el cobro de las parias en este territorio.
El pueblo, en la creencia de que estos elevados impuestos que se pagaban en especie le haría pasar hambre, respondió con una tremenda lluvia de nabos lanzada por la población de Mundonia (Monzón de Campos), auténtica batalla nabal que se desarrolló en las inmediaciones del puente de piedra y que se rememora en dicho lugar.
Entre otros atractivos de la fiesta, cuya andadura se inició en el año 2000, merece destacarse el nombramiento del señor de la villa, que en esta ocasión tuvo un carácter excepcional toda vez que por fueron los dos los nombrados, uno de ellos el portavoz y consejero de Economía y Hacienda de la Junta de Castilla y León, Carlos Fernández Carriedo -con vinculación a la localidad-. El otro fue el vecino del pueblo Juan Antonio López.
La fiesta de la batalla nabal de Monzón de Campos, cuyo escenario principal son las inmediaciones y el propio puente sobre el río Carrión, supuso un amplio programa de actividades, todas ellas del agrado del respetable en una jornada en la que la temperatura no fue un handicap. Comenzó a eso de las 11 horas con la apertura del mercado solidario, sin olvidar el ambiente que dio la charanguita, así como la ruta gastronómica Nabo hasta en la tapa por los establecimientos hosteleros del pueblo participantes. Asimismo, las plazas Mayor y de la Concordia se convirtieron en espacios para la lucha medieval y talleres de tiro con arco -entre otras propuestas-. El regreso al medievo (aprendiendo a luchar o sintiéndose un personaje de ese tiempo) fue otra de las posibilidades que contempló la programación, que no olvidó que también hay que agradar al estómago, de ahí la salchichada popular que se pudo degustar a última hora de la tarde. La música, que tampoco puede faltar en una fiesta, tuvo su protagonismo, con el concierto que corrió a cargo de Rumba Estrés. El broche lo puso la actuación humorística titulada El circo del señor Julián.
El Centro de Iniciativas Turísticas del Bajo Carrión y Ucieza (que agrupa a 17 localidades unidas por un bien común) organiza la fiesta de la batalla nabal con la colaboración del Ayuntamiento de la localidad, la Diputación y la Junta de Castilla y León.