Avances tecnológicos disruptivos, cambios demográficos y sociales, cambio climático y sostenibilidad, estilos de vida y consumo, salud…Son temáticas en las que todos nosotros, en alguna ocasión, nos hemos parado a pensar cuál será el siguiente paso. Todo transcurre a tal velocidad a nuestro alrededor que se hace difícil fijarse en el corto plazo, dejando estas grandes áreas como los campos que verdaderamente van a transformar nuestras vidas, y van a marcar el futuro de las sociedades. Es lo que se llama megatendencias, un término que en los últimos tiempos se ha instalado en las carteras de inversión precisamente por ser esas «fuerzas transformadoras de la sociedad en la que vivimos», como lo define Javier Ibarra, especialista en asesoramiento y gestión de inversiones en BBVA Banca Privada. Las megatendencias se caracterizan precisamente por suponer cambios estructurales en el largo plazo que afectan a todos los órdenes de nuestra vida, lo que las aleja de las modas pasajeras, y son «transversales», de manera que cada cambio o evolución en una de estas áreas afecta a las otras, o viene provocado por los cambios de otra. Sirva de ejemplo que entre los cambios demográficos, el más evidente en estos momentos es el aumento de la esperanza de vida, que ha venido gracias a los avances en la salud y en la medicina, también en los avances en la tecnología de diagnóstico o de intervención quirúrgica. Pero a su vez esa mayor esperanza de vida acarreará nuevos cambios en el campo de la salud, como la teleasistencia o la telemedicina.
Son las tendencias que «van a ser los motores de crecimiento de los próximos años», e incluso décadas, y por eso se gestionan con ese horizonte explica Lorena Martínez-Olivares, gestora internacional de fondos en JP Morgan, para la que, al ser tendencias estructurales con un perfil de renta positivo, «es interesante desde el punto de vista de inversión poder participar explícitamente». Para la consultora existen subtemáticas o subtendencias ya identificadas dentro de estos grandes grupos, como la sostenibilidad que «ha venido para quedarse» ya que está en todas las acciones de las empresas de distintas formas. También en el ámbito tecnológico, que a pesar de lo vivido con el auge del teletrabajo y que se ha pensado que era una burbuja que no podía crecer más, creen que «hay margen» aún para seguir dando rentabilidad en este área. Martínez-Olivares pone de ejemplo la telemedicina, que antes de la pandemia estaba en torno al 5% de penetración, y con esta crisis llegó hasta el 80%. Hoy se ha estabilizado en el 50% porque asegura que «quien ha tenido ocasión de realizar una consulta por medios digitales sin desplazamientos y ahorrando tiempo suele seguir así».
Javier Ibarra no tiene dudas de la aceptación de este tipo de productos porque las megatendencias «son ideas tangibles, ideas concretas». «El cliente lo entiende y se siente identificado» porque es una práctica más «cualitativa» que la inversión tradicional. A su juicio, suma además que son sectores que han trabajado muy bien durante todo el año, por lo que el interés por este tipo de inversiones ha aumentado y, en Europa, a cierre de octubre, habían entrado en fondos de renta variable unos 90.000 millones de euros, de los que 80.000 han ido a parar a estos fondos temáticos, con tecnología liderando las megatendencias con 32.000 millones, 14.000 millones en el sector sanitario, y sector ecológico con más de 15.000 millones.
Una de las claves es que no sustituyen a las fórmulas de inversión más tradicionales, sino que «complementan la gestión tradicional que siempre debe formar parte de la gestión de una cartera». Otra de las claves para sacar el máximo partido a estas megatendencias es que, a pesar de llevar el largo plazo en su ADN, llevan detrás una «gestión activa que permite aprovechar las oportunidades que puedan surgir en el corto plazo», apunta Martínez-Olivares. Ahondar en la diversificación y en el control del riesgo atendiendo el perfil del inversor son dos de las prioridades para obtener esa «rentabilidad ajustada al riesgo» señala Ibarra, que avanza que «el porcentaje óptimo de renta variable en megatendencias debe estar entre un 20 y un 30% de la renta variable del cliente», aunque luego se pueda adaptar a las condiciones específicas de cada uno de los inversores.
Para Lorena Martínez-Olivares, de JP Morgan, estos productos permiten ser parte del crecimiento estructural a futuro, y «complementan muy bien la gestión tradicional aportando diversificación a las carteras», a través también de una gestión activa como demuestra que ellos gestionan en renta variable unos 540.000 millones de dólares.
Un traje a medida en la Comunidad
En Castilla y León BBVA tiene a disposición de los clientes que estén interesados en estas megatendencias 30 banqueros especializados para asesorar y atender esas demandas, que trabajan primero para analizar cuál es el interés del inversor, y después cual es el perfil de riesgo para establecer un objetivo de inversión. A partir de ahí la labor se resume en hacer “un traje a medida” para individualizar esa inversión, como explica Feranndo Ruiz, director de Banca Privada de BBVA Noroeste. No obstante, Ruiz coincide con la premisa de ahondar en la diversificación de las carteras teniendo muy presente el control del riesgo de los inversores. El inversor castellano y leonés sigue en este caso los mismos patrones que cualquier inversor del resto del país, teniendo en cuenta que todo el ámbito sanitario y de confección de vacunas ha estado muy presente en los intereses de los clientes, aunque advierte que ya desde hace años el gasto sanitario es desde hace tiempo una megatendencia que «va a continuar». Castilla y León también ha mostrado mucho interés por la disrrupción tecnológica y en cómo ha cambiado nuestros hábitos en el día a día. Desde las reuniones sociales como este encuentro virtual, o el entretenimiento con consumo a la carta o por streaming.