DOC. España, sección que la Semana Internacional de Cine de Valladolid, Seminci, dedica al documental español, ha seleccionado 14 títulos que competirán por el premio, dotado con 6.000 euros. Entre los trabajos elegidos figura Tierra de leche y miel (Zerkalo Films), dirigido por Carlos Mora, Gonzalo Recio y Héctor Domínguez-Viguera, un palentino de adopción -vivió en la capital, donde siguen sus padres y hermano, de los 6 a los 21 años-. Tierra de leche y miel, retrato colectivo del desplazamiento y las cicatrices de la guerra, se proyecta mañana (tres pases en los cines Broadway).
«La selección nos hizo muy felices porque el público, por fin, conocerá a nuestros protagonistas y podrá empatizar con ellos. Ese es el motivo por el que realizamos la película y por el que queremos hacer cine», afirma Héctor Domínguez-Viguera en declaraciones a Diario Palentino.
En Sarajevo, después de 25 años, Mirsada y su hija Vanesa sobreviven en el centro colectivo de Hrasnica mientras esperan una solución habitacional definitiva que nunca llega.
En torno a las cicatrices de la guerraEn Georgia, Bela, a sus 78 años, lucha cada día por recuperar los cuerpos de los desaparecidos en las guerras de Abjasia. A su vez, cientos de desplazados por el conflicto comienzan a adquirir en Tblisi las prometidas viviendas gubernamentales. Sin embargo, a Dani, Gio y Vika, de 11 años, les cuesta asumir que tendrán que separarse y abandonar el barrio en el que han crecido.
Y, en Grecia, Alia y Hussein, que huyeron de la guerra en Siria, esperan con anhelo la reunificación familiar y el reencuentro con su hija Zozan desde Polykastro, un limbo del que no es sencillo salir.
«La película mezcla todas esas problemáticas y esas historias personales creando una especie de ciudad imaginaria donde habitan todos los desplazados», explica el codirector, quien añade que el documental era el género que mejor se acoplaba a lo que querían contar. «La revisión de los viajes y el contacto con esas personas poco a poco nos fue dejando claro que se tenían que utilizar los recursos del documental para poder contar esta historia de la mejor manera posible», comenta. «La experiencia, la verdad, es que ha sido muy rica y muy transformadora. Era la primera vez que hacíamos un documental y seguro que repetimos», subraya.
cuatro años. El proceso de creación como tal de Tierra de leche y miel se inició hace cuatro años, si bien el periodo de rodaje y montaje ha sido más breve. «Es como un viaje que no termina nunca, no deja de regalarnos cosas transformadoras. Lo más importante es la experiencia humana, el encuentro con estas personas a las que hemos tenido la suerte de conocer, que se han abierto a nosotros, con una hospitalidad y una generosidad asombrosas. Nos han transformado por completo y se han convertido en amigos», afirma Domínguez-Viguera, que agrega que «lo fundamental ha sido el contactado con otros seres humanos de países que antes de comenzar este viaje para nosotros eran remotos. Nos ha cambiado por completo».
El codirector de Tierra de leche y miel señala que con muchos de los protagonistas mantienen el contacto a través de redes sociales y se llaman cada cierto tiempo. «Tenemos muy buenos amigos en estos países. Los refugiados sirios ahora están en Alemania y han conseguido reencontrase con su familia», comenta.
DOC. España entrega un premio de 6.000 euros, que serían «más que bienvenidos», y es que «vendrían muy bien para poder seguir trabajando en la distribución de la película y para muchas cosas», manifiesta Héctor Domínguez-Viguera. Supondría una «alegría enorme» a sumar a la que les dio en forma de galardón el Festival de Tesalónica, en Grecia, al que acudieron en una sección de work in progress para películas que todavía no estaban terminadas.
Diario Palentino también habló con Héctor Domínguez-Viguera de proyectos, en concreto de su largometraje Las brujas de O Mato, con guión de una cineasta brasileña «maravillosa», Mónica Demes. Se rodará en Galicia y cuenta la historia de unas meigas que vivieron en un pueblo a mediados del siglo pasado. «Una película impresionista llena de sombras», afirma.
A menudo. «Palencia es mi segunda ciudad, en la que me he criado», asevera Héctor Domínguez-Viguera (Orense, 1984). «Aquí me he formado; estudié el Bachillerato de Artes en la Mariano Timón. Tengo a mis padres y a mi hermano, muchísimos amigos y vengo a menudo», incide. Y para cuándo rodar algo aquí, en una ciudad con calles y rincones que le aparecen en sueños; una ciudad que le resulta «muy inspiradora», que «tiene una atmósfera especial». «Seguro que en algún momento la retrato», asegura.
En su calidad de cineasta, Domínguez-Viguera respecto a la situación provocada por la crisis sanitaria y el «miedo por parte de las productoras de cara a emprender nuevos rodajes», expresa su confianza en que «se solucione lo antes posible. Necesitamos salir de esta incertidumbre y volver a la normalidad», concluye.