El CEIP Las Rozas y el IES Guardo, ambos ubicados en la localidad norteña, el colegio San Gregorio de Aguilar y el CEIP Marqués de Santillana de Palencia han recibido ya el sello ambiental Centro Educativo Sostenible, concedido por la Junta de Castilla y León, a través de las consejerías de Fomento y Medio Ambiente y de Educación, para impulsar la participación del alumnado en la gestión ambiental de sus centros.
«Los veinte premiados este año han obtenido un distintivo en madera. Además, junto a los distinguidos en la convocatoria anterior, 44 en total, han sido obsequiados con tres prismáticos y tres guías de aves para fomentar la observación de animales en cada centro. Para su elección, se ha tenido en cuenta la necesidad de reconexión con la naturaleza como fuente de satisfacción personal y garantía de su conservación», explican desde el organismo autonómico, que puso en marcha esta iniciativa en 2018 y que este año ha tenido que suspender el acto de entrega de los reconocimientos por las restricciones impuestas a consecuencia de la pandemia.
El sello ambiental responde a la IIEstrategia de Educación Ambiental de Castilla y León 2016-2020 y da cumplimiento a la Agenda 2030 aprobada por la Organización de las Naciones Unidas en 2015, concretamente en lo que se refiere al Objetivo de Desarrollo Sostenible cuatro -garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos- y a la meta 4.7 -asegurar que, de aquí a diez años, todos los alumnos adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible.
En este sentido, las consejerías de Fomento y Medio Ambiente y de Educación han impulsado, mediante este sello ambiental, la incorporación de la educación ambiental en el programa curricular de los centros de educación de la Comunidad tanto públicos como privados. La intención de esta distinción es otorgar un reconocimiento público a los colegios docentes no universitarios que desarrollan iniciativas de ambientalización integral del centro, basadas en la educación y la gestión ambiental, así como impulsar la participación del alumnado, la utilización de metodologías activas, la adecuación a los distintos niveles educativos y la implicación de toda la comunidad educativa.
DIMENSIÓN COLECTIVA. «Un aspecto importante del sello ambiental es su dimensión colectiva: los centros aceptan la publicación en la web de la Junta de las memorias de actividad para que sirvan de inspiración a otros centros. Además, los centros acreditados deben compartir su experiencia con otros interesados en conseguir el sello, e informar a los miembros de su comunidad educativa del reconocimiento alcanzado y de las buenas prácticas desplegadas para conseguirlo, animándoles a asumirlas en sus ámbitos de responsabilidad», indican desde la institución regional.
La comisión evaluadora, adscrita a la consejería competente en materia de educación ambiental, es la encargada de valorar las solicitudes recibidas. Esta comisión evaluadora está formada por personal de las dos consejerías implicadas y recibe informes de las direcciones provinciales de Educación y de los servicios territoriales de Medio Ambiente.