La plaza de San Miguel comenzó a notar el bullicio a la hora del vermut gracias al público que allí se movilizó. Si bien minutos antes de que comenzara el concierto se podía pasar entre la multitud, fue sonar el primer acorde de la banda de Tomasito y los alrededores del escenario quedaron ocupados por sus incondicionales.
Un taconeo acompañado de un compás de palmas dieron el pistoletazo de salida a una hora y media de arte y flamenco en el centro de la ciudad. No era la primera vez del artista en la capital y se terminó por descubrir el amplio grupo de fieles locales con los que cuenta el de Jerez.
Libre y a mi manera, Camino del hoyo o Soy un limón fueron algunos de los títulos más celebrados por el público.
Los allí presentes estuvieron muy entregados y se mostraron en todo momento en sintonía con el cantante. Así, los coros y el acompañamiento de palmas desde abajo fueron una constante.