Iberdrola da un paso más en el desmantelamiento de la central térmica de Velilla del Río Carrión. 154 días después de la voladura controlada con explosivos de la torre de refrigeración, el próximo 31 de este mes se procederá a la demolición por el mismo método de la chimenea el Grupo I.
No ha transcendido, de momento, la hora prevista ni tampoco el volumen de material explosivo que será necesario para tirar abajo la estructura, en funcionamiento desde que la planta se conectó a la red en junio de 1964. Sirva como referencia que fueron necesarios 82 kilos de explosivos para la torre, de 101 metros de altura y 7.000 toneladas de hormigón, por lo que la cifra será mucho menor.
Según ha podido saber Diario Palentino de fuentes consultadas, no será necesario poner en marcha un plan especial de seguridad como sí ocurriera con el derribo de la torre. Yes que el reducido tamaño de la chimenea y su ubicación en el centro del complejo termoeléctrico, minimizan riesgos.
Tampoco se prevé la misma expectación que generó la gran voladura, pues la visibilidad es mucho más reducida, salvo que se observe desde la zona de los miradores situados en la ladera contigua a la fuente tamárica de La Reana.
Estas demoliciones son la parte más visible del desmantelamiento, que vivió un momento clave y muy simbólico al representar el fin de una era, con la voladura de la torre el 28 de octubre de 2021. Tres días antes, el 25, se redujeron a escombros los silos de ceniza y escorias.
La siguiente en la lista es la chimenea del Grupo II, en activo entre 1984 y el cierre de la central. El método empleado será también la demolición con explosivos y la fecha elegida, finales de 2022.
CASI A LA MITAD
Entre tanto, el proceso de desmantelamiento de la central térmica avanza a «muy buen ritmo», según la información que ha transcendido. Esta información habla de que se ha completado ya al 45 por ciento, casi a la mitad. Son diez puntos más que hace cinco meses, y acerca a la energética a su objetivo de completar el desmontaje en cuatro años.
Dentro de este proceso, Iberdrola valorizará siete de cada diez toneladas del material resultante (el 70 por ciento del total), tal y como se desprende del protocolo nacional para el desmantelamiento de centrales termoelétricas. Por ejemplo, el ladrillo y el hormigón procedentes de la demolición de la torre y del resto de estructuras en las que se ha actuado has la fecha, se han empleado en el relleno de galerías, balsas y diferentes excavaciones realizadas en el terreno a lo largo de los años, como también se desprende del protocolo anteriormente citado.
Estos trabajos están involucrando a un gran número de proveedores -muchos de ellos locales con un volumen de trabajo superior al que mantenían durante el funcionamiento de la central- y alrededor de medio centenar de profesionales. Casi la mitad procede de empresas contratistas de la térmica e industrias comarcales; profesionales altamente cualificados y con amplia experiencia en la ejecución de este tipo de proyectos de gran complejidad técnica.