Dionisio Lamas Muñoz

Tribunal Libre

Dionisio Lamas Muñoz


Ciudades inhóspitas

22/04/2024

La inmadurez mental y la escasez de civismo en las ciudades hacen que la desidia y el abandono estén presentes en cualquier lugar público o privado de las mismas.
La dejación por la belleza de los parque y jardines como de la limpieza de calles y plazas, donde abundan desechos y desperdicios humanos y de mascotas, muestran la escasa preocupación por la salud, como del bienestar de los mismos habitantes y de la autoridad encargada de tener una ciudad saludable, sana y bella.
Cuando la educación cívica y vial se desconocen y el respeto se desprecia, se ofende el presente y el futuro de los pueblos y ciudades, señal de la decadencia de sus habitantes y su apatía por las costumbres ancestrales de hospitalidad de sus antepasados.
Las ciudades inhóspitas muestran la inmundicia por doquier; jardines y parques sin adecentar desde muchos meses, donde la hierba crece asilvestrada; donde los aledaños están abandonados.
En las ciudades inhóspitas abunda la mala educación, mostrada en aceras estrechas o pasos peatonales, donde vehículos de dos ruedas pasan con desprecio a las normas viales a velocidades peligrosas, signo de facultades embotadas y retorcidas, y donde se cumple el pensamiento del filósofo inglés Locke: la ignorancia os hará libres.
Es un desprecio al visitante, o al turismo mantener ciudades abandonadas, o mal cuidadas; es una ofensa al patrimonio cultural y artístico, cualquier tipo de suciedad, de despreocupación por la pulcritud, identidad de un pueblo, referencia de otros.
Un solo desperdicio arrojado a los jardines o al suelo indica la conversión de una ciudad en un erial; la desidia o la pereza por la limpieza de los ciudadanos y de las autoridades responsables, convierten sus ciudades en lugares inhóspitos, donde la inversión y la industrialización se espantan.
Las miserias humanas se hacen visibles en la despreocupación individual y colectiva por cuanto da esplendor a una ciudad, como es la limpieza, el cuidado y la belleza de todos sus parques y jardines.
La cultura de un pueblo y la buena educación de sus habitantes son menester en todos los instantes y en cualquier rincón, y todos los días, no solo los festivos.

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