«No se podrá decir que no me he dejado los huevos»

Pablo Torres
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Entrevista al humorista y beatboxer, Grison

«No se podrá decir que no me he dejado los huevos» - Foto: DP

Marcos Martínez es el nombre que se esconde detrás del pseudónimo de Grison. El guitarrista del popular programa televisivo presentado por David Broncano, La Resistencia, aterriza hoy por primera vez en la capital para ofrecer al público su humor «directo, rápido y fácil» mezclado con su gran habilidad, el beatbox.

¿Cómo se presentaría a alguien que no le conoce?
Soy Grison, el chaval que está en un lateral en el programa La Resistencia tocando la guitarra y haciendo ruiditos con la boca.

¿Representa a un personaje o es realmente como se muestra?
Soy realmente como me muestro, sin cortar, sin filtros, amante de mi familia, mis hijos y de los animales.

¿Cómo comenzó en la comedia?
Empecé por un tema de supervivencia. Comencé haciendo beatbox y como eso no terminaba de enganchar al público lo tuve que mezclar con otras cosas que se me daban bien.

¿Cómo definiría su humor?
Un humor directo, rápido y fácil. Sin cortar.

¿Cuándo comenzó a notar que le paraban más por la calle?
Empecé a notarlo a partir de la entrevista a Gerard Piqué en La Resistencia. Creo que ese fue el punto de inflexión.

¿Cómo es un día en su vida?
Me levanto por la mañana, hago 2.000 abdominales y 100.000 flexiones. Toco un poco la guitarra, hago un poco de música, contesto correos, le hago la comida a los niños, etc. Después, me echo una siesta y voy a correr. De la que vuelvo me ducho y voy a La Resistencia. Llego, me preparo el programa, lo hago, me vuelvo y me meto en la cama. Ese es mi día a día, no es una película de Hollywood.

¿Qué puede decir del show que hace hoy en Palencia?
Es un show que, sobre todo, no va a dejar indiferente al público. Es atípico, especial, en el que se pueden ver los parámetros de la voz humana. Muestro primero un bajo, luego la guitarra, las boces, etc. Todo esto con mucho humor y mucha participación. Funciona como un karaoke. Me dejo la piel en el escenario, así que voy a ir allí a morir. Aunque a la gente no le guste mi show, no se podrá decir que no me he dejado los huevos en el escenario.

¿La Resistencia cambió su vida?
Por supuesto, la cambió para bien. Es un gran escaparate y con él saco más trabajo.La gente me conoce más y me siento querido. Antes trabajaba en musicales cobrando 150 euros y ahora 'estamos montados'. 

¿Qué es para usted el humor?
Es hacer reir a la gente. Ya sea inteligentemente, sútilmente o de la forma más básica, el humor es generar risa. 

¿Alguna anécdota que recuerde de sus espectáculos?
Una vez tenía un show en el Palacio de la Prensa, en Madrid. Allí hay diferentes salas y, tras el descanso, me confundí y me puse a actuar en otra en la que la gente esperaba a otro monologuista. El público estaba confundido y me tocó parar y volverme a la mía.

¿Quiénes son sus referentes?
Tengo muchos. Sobre todo gente que utiliza la voz humana y hace shows en solitario, como Michael Winslow o Bobby McFerrin.

¿Cree que el humor debería tener límites?
Creo que últimamente se le está poniendo muchos límites y debería haber menos. A la gente se le está yendo un poco la olla con esto.Sí que pienso que debería haber algún tipo de límite cuando el humor no esté destinado a hacer reír.

¿Cómo descubrió su talento en el beatbox?
No es una cuestión de talento, es una cuestión de dedicación y de horas, como cualquier otra disciplina.