A unque se había difundido años atrás de forma errónea que podría esconder una villa romana de la riqueza de La Olmeda (Pedrosa de la Vega), lo que la arqueología y la ciencia han descubierto hasta el momento en el yacimiento de Huerta Varona (Aguilar de Campoo) son vestigios menos espectaculares porque todo indica que se trata de una granja pero, sin embargo, de una gran relevancia porque sacará a la luz un periodo prácticamente desconocido: la colonización romana y el proceso de poblamiento tras la destrucción de la que fuera la ciudad cántabra fortificada de Monte Bernorio (Villarén de Valdavia).
«Se trata de un proceso de descubrimiento absoluto», avanza el director de la excavación arqueológica de Huerta Varona y miembro del Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico (Imbeac), Jesús Francisco Torres, que mañana 1 de septiembre comenzará con un grupo de especialistas la segunda campaña de excavaciones en el yacimiento romano.
«Lo que nos enseñará esta parcela es cómo se produjo la colonización romana en un aspecto que en el norte de España casi no se conoce y es a través de los colonos romanos que se dedicaron a la agricultura», detalla el jefe de la excavación que explica que hasta ahora la arqueología no se había ocupado de yacimientos de esas características.
El foco del interés arqueológico, añade, se ha centrado en estructuras monumentales del tipo La Olmeda pero, agrega, la época romana es mucho más que las grandes villas y recuerda que la colonización agrícola del territorio fue fundamental para Roma ya que el modelo agrícola era el ideal romano.
Tras las Guerras Astur-Cántabras (29 aC-19 dC), el emperador Augusto obligó a los indígenas a abandonar las zonas urbanas de monte para asentarse en las llanuras formando pueblos con granjas en los que probablemente se instalaron antiguos soldados romanos que de esa forma vigilarían posibles revueltas contra el Imperio al mismo tiempo que colonizarían los territorios imponiendo el modelo de Roma de cultivo de cereal, vid y olivo.
Es en este contexto en el que podría ubicarse Huerta Varona, localizada en un llano a unos siete kilómetros de Monte Bernorio, y que podría ser el origen de la ocupación romana en la zona de Aguilar al tratarse de un lugar privilegiado y de paso obligado en función de la calzada del vado del río Pisuerga.
Durante tres semanas una veintena de personas que incluyen desde arqueólogos hasta topógrafos y especialistas de la época romana excavarán en esta parcela que podría haber acogido una villa rústica desde el Alto Imperio, siglo I DC, hasta el final del Imperio Romano con lo que parece un solo nivel ya que el asentamiento se mantendría prácticamente con las mismas estructuras hasta su desaparición.
avances. La campaña arqueológica de trabajo de campo se inició el año pasado y se llevaron a cabo seis sondeos. En esta segunda campaña, se tratará de delimitar el perímetro del enclave y evaluar de forma más concreta su importancia para luego decidir el tipo de excavación que se desarrollará en posteriores actuaciones.
«Queremos, sobre todo, centrarnos en las estructuras, en las líneas de muro que nos darán conocimiento de la planta de las diferentes edificaciones y así también poder comparar con los hallazgos de otros países como Francia e Italia que son los que más avanzados están en este tipo de ocupaciones y poder establecer comparaciones», apostilla Torres.
El director de la excavación explica que las extensión del asentamiento, todavía por delimitar, puede ser muy amplia ya que, recuerda, las explotaciones agrícolas eran autosuficientes. Así, podrían encontrarse las estructuras de edificios donde vivía la familia, las de los esclavos, de pajares, cobertizos, cuadras, la fragua, el taller de reparación de carros y carromatos....
De los estudios llevados a cabo hasta ahora, todo parece indicar que las estructuras y muros se encuentran en un solo nivel porque la granja podría haberse mantenido varios siglos ampliándose hasta su caída sin apenas variaciones salvo posibles reconstrucciones.
La mayor parte de la cultura material (objetos de la vida cotidiana) encontrados hasta ahora indican que el momento de más intensidad de ocupación fueron los primeros siglos del Imperio Romano cuando alcanzaría su apego de actividad.
Aunque el conocimiento de la existencia de este yacimiento viene de muchos años atrás y cuenta con protección desde que el Ayuntamiento de Aguilar de Campoo adquiriese la tierra de cultivo bajo el que se esconde y lo vallara para evitar su expolio, no fue hasta hace 13 años cuando se encargaron los primeros trabajos de prospección.
Desde hace once, el Ayuntamiento de Aguilar de Campoo ha confiado la investigación del enclave de época romana al equipo del Imbeac y hace ahora una década que los arqueólogos realizaron una primera investigación de la que se extrajo que el asentamiento podría datar del período más poderoso y organizado del Imperio Romano.
Entre los restos encontrados entonces figuraban tegulaes, imbrex, sigillatas, cerámicas, material metálico, vidrios, bronces decorados, restos de pavimento en opus signium, molinos líticos y pequeñas teselas dispersas. Con los resultados que se obtengan, el Imbac planteará al Ayuntamiento de Aguilar y a la Junta el desarrollo de una intervención con catas más extensas para documentar de forma detallada las estructuras de edificios y los objetos.
«Trataremos de encontrar los elementos suficientes para llevar a cabo una excavación minuciosa y científica y cuyo valor merezca la pena pero haciéndolo con un coste asumible», añade Torres. El director se muestra convencido del valor del yacimiento y no descarta que pueda llegar a musealizarse tras el desarrollo de varias campañas más en un trabajo progresivo.