Los episodios tormentosos vividos este fin de semana - y que ayer volvieron a repetirse en distintos puntos de la provincia-, han colocado a Palencia en los primeros puestos del ranking de precipitaciones recogidas.
La estación de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ubicada en Villapún registró el sábado 60,4 litros por metros cuadrado, el mayor volumen de toda la Península, según los datos que gestiona la Agencia.
Fue el punto caliente de las precipitaciones del sábado, aunque no el único en la provincia.
En Carrión se recogieron 51,2 litros, situándose también en los primeros lugares a nivel nacional y duplicando el máximo de otros puntos, como León, donde las tormentas hicieron de las suyas.
La virulencia de estos episodios -ayer se mantuvo la alerta naranja que hoy se rebaja a nivel amarillo-, se tradujo no solo en volumen de agua.
También en las rachas de viento, que alcanzaron los 71 km/h el viernes en Villapún (antesala del sábado tormentoso) y los 73 km/h apenas 24 horas después en dos puntos controlados por la Aemet en la provincia:Autilla del Pino (19,30 horas) y Carrión (18,50 horas) solo superadas por rachas de viento en la provincia de León que llegaron hasta los 91 km/h. Otro dato significativo del ajetreado fin de semana meteorológico lo encontramos en la capital.
En Palencia se recogieron 25,6 litros por metro cuadrado en la tarde noche del sábado, alcanzándose rachas de viento de 55 kilómetros hora a media tarde (19 horas).
En el resto de estaciones la radiografía del fin de semana es bastante similar.
Los fenómenos extremos se localizan entre las 18 y las 24 horas del sábado. Se puede trazar un mapa con la evolución de las masas nubosas que provocaron las tormentas. Un mapa del que quedaría excluida la franja norte de la provincia que vivió un plácido fin de semana.
Así lo demuestran los datos de la estación de Aguilar (2,6 litros recogidos entre el viernes y el domingo), los 0,4 marcados en Cervera en esas mismas jornadas, algo menos de los 0,6 litros por metro cuadrado de Camporredondo de Alba.
Estas tormentas de verano tienen una fácil explicación. En más de una ocasión se ha aludido a la importancia del aire frío para la formación de tormentas. Sin embargo, en verano, este aire no es del todo necesario. La diferencia de temperaturas entre la superficie y las capas medias de la atmósfera bastan para que, junto con un mínimo aporte de humedad y los ascensos verticales de aire puedan formar estas tormentas estivales.