Ritual mágico de agua y fuego

Rubén Abad
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'La Reana' se convierte en el epicentro de la celebración popular en Velilla • Cientos de vecinos hacen sus primeras compras en el Mercado Tamárico que concluyó con una gran 'torreznada'

Los cuarenta puestos de VII Mercado Tamárico volverán a abrir sus puertas hoy a partir de las 11,30 horas. - Foto: Rubén Abad

La fuente de La Reana, en Velilla del Río Carrión, es un monumento con varios siglos de historia lleno de simbolismo, magia y misticismo del que fluyen infinidad de leyendas que llegan hasta nuestros días procedentes de los Tamáricos, uno de los primeros pueblos que se asentó en la comarca antes de la llegada de los romanos.

En ese marco incomparable los velillenses dieron ayer la bienvenida a la VII edición del Mercado Tamárico, una cita que se ha convertido ya en toda una tradición en la fiesta de San Juan. Abalorios, juguetes de madera y piezas de artesanía son tan solo una pequeña muestra de lo que ofrecían en esta feria los cuarenta expositores que se dieron cita en la campa.

Un espacio adornado para la ocasión con luces de colores, banderines y estandartes que evocaban al pasado, como también lo hicieron los vecinos de la comarca que no dudaron en vestirse con vistosas pieles en un entretenido pasacalles con un grupo de animación, en el que no faltó el sonido de tambores, gaitas e instrumentos antiguos.

Una vez en el parque, mientras los mayores paseaban y realizaban sus compras, los más pequeños pudieron disfrutar de un gran número de actividades gracias a los talleres infantiles que el Ayuntamiento puso en marcha para la ocasión aprovechando que los escolares disfrutan de sus primeros días de vacaciones de verano.

La noche fue llegando a Velilla  y, con ella, las tradiciones. Minutos antes del encendido de la hoguera decenas de vecinos de la comarca hacían cola para recibir una ración de torrezno y un chocolate caliente que ofrecía el presidente de la Diputación, José María Hernández; el alcalde, Gonzalo Pérez; y varios concejales. Un apetitoso bocado para emprender la larga noche que muchos tenían por delante con la actuación de las orquestas París de Noia y La Huella.