Santamaría toma el mando de la gestión de la crisis del ébola

B. LÓPEZ-SPC-AGENCIAS
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El Gobierno impulsa un grupo de seguimiento del virus que incluye a la ministra Ana Mato aunque lo lidera la vicepresidenta. Los médicos comienzan a tratar con un nuevo antiviral a Teresa Romero, que pudo infectarse al tocarse una mucosa facial

COMITÉ ESPECIAL PARA LA GESTIÓN EN ESPAÑA DEL ÉBOLA - Foto: Alberto Martin

 
El Gobierno creó ayer un Comité Especial para el seguimiento en España de la evolución del ébola. Un grupo liderado por la vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, según ella misma apuntó tras el Consejo de Ministros, que estará asesorado, a su vez, por un grupo científico.
El equipo, de composición «flexible» en función de las necesidades que vayan surgiendo, está integrado por la ministra de Sanidad, Ana Mato, así como por representantes de los Ministerios de Exteriores, Defensa, Interior, Justicia, Presidencia y Economía. 
El objetivo de este Comité Especial será el de coordinar los medios y recursos disponibles; promover cooperación interinstitucional e internacional; establecer protocolos de política informativa para ofrecer la «máxima transparencia», y analizar la planificación existente para el control de la enfermedad. Así mismo, la vicepresidenta comunicó la intención del Gobierno de «fortalecer» la información que el Ejecutivo está dando a a la ciudadanía sobre el virus, sus síntomas y vías de contagio.
Sin embargo, Sáenz de Santamaría eludió pronunciarse sobre las posibles responsabilidades políticas derivadas de este caso y aseveró que su «máxima prioridad» es el estado de salud de la sanitaria infectada, Teresa Romero. Además, reiteró que «España es un país preparado con profesionales de primer orden y sabemos que se puede hacer frente a la situación».
Por su parte, la ministra de Sanidad no admitió ningún error en la gestión política del primer caso de contagio de ébola fuera de África y subrayó que «se han cumplido todas las precauciones de seguridad». De igual forma, anunció, tras reunirse con el Consejo Interterritorial de Salud, que se va a modificar el protocolo para bajar el umbral de fiebre a 37,7 grados, lo que permitiría ingresar a aquellas personas sospechosas de haber estado en contacto con la enfermedad. Mato explicó también que el cambio ya se está aplicando en la Comunidad de Madrid, pero a partir de ahora se incorporará al protocolo general para todas las comunidades autónomas.
Finalmente, al ser preguntada por si se siente desautorizada tras la creación de un comité específico presidido por Sáenz de Santamaría, reconoció su «satisfacción» por la decisión acordada en el Consejo de Ministros, ya que a su juicio es un «acierto» que permite «institucionalizar la coordinación del asunto.
Mientras, la auxiliar contagiada comenzó a ser tratada en el Hospital Carlos III con el antiviral experimental Favipiravir para intentar combatir la enfermedad, según confirmaron fuentes directas del centro y absolutamente fidedignas. Los médicos tomaron esta decisión después de que el suero hiperinmune no hubiera logrado los resultados deseados. 
El fármaco en cuestión se trata de un activo probado con éxito contra el ébola en ratones y animales de pequeño tamaño. La OMS ha considerado éticamente aceptable su uso en humanos, dada la gravedad de la enfermedad y la ausencia de tratamientos clínicamente comprobados. 
Cabe recordar que en el caso del primer misionero repatriado, el padre Pajares, se utilizó una dosis de Zmapp, otro medicamento también experimental que, si bien para él no dio resultado, parece que sí contribuyó a salvar la vida de dos norteamericanos infectados en África. 
Al cierre de esta edición, el estado de la auxiliar contagiada, según las citadas fuentes, era «grave, pero estable». Así, si bien es cierto que durante la madrugada del pasado jueves no había experimentado cambios significativos respecto al día anterior, niegan de forma categórica que haya sufrido un fallo multiorgánico, aunque reconocen que tiene prácticamente todos los órganos afectados porque es un virus muy destructivo. 
 
TIEMPO A SU FAVOR. Los médicos no se atreven a hacer un pronóstico de Romero, ya que la experiencia de los dos misioneros que fallecieron les hace ser «cautelosos». No obstante, la esperanza a la que se agarran es que va transcurriendo el tiempo y «cada minuto» que pasa es una pequeña batalla ganada. 
Respecto a la forma en la que se pudo contagiar, los especialistas confirmaron que la hipótesis con la que se trabaja, y que ella misma ha reconocido, es la de que pudo tocarse con los guantes una mucosa de la cara, es decir la nariz, la boca o los ojos. Y es que, según explicaron, el simple roce con la piel no hubiera sido suficiente para la transmisión del virus. 
De igual modo, aseguraron que el material utilizado en el Carlos III es el correcto y el que se debe usar y que la preparación de todos los profesionales que están interviniendo es muy buena. 
En total, son 17 las personas que permanecen en observación, incluida Romero, después de que se registraran tres nuevos ingresos: el de una peluquera que la depiló, una enfermera y una limpiadora del centro de salud alcorcoreño donde acudió en un principio. Además, hay un caso en investigación correspondiente a una sanitaria del equipo que atendió a García Viejo y que está pendiente del resultado del segundo test tras dar el primero negativo, y otros 12 pacientes -entre ellos el marido de la contagiada, Javier Limón-, considerados como contactos de riesgo. Todos ellos están asintomáticos. 
Por ello, el Carlos III procedió a habilitar también su tercera planta ante posibles nuevos ingresos relacionados con el ébola, por lo que ya son cuatro las que están dedicadas a tratar a estos pacientes.