La lluvia cancela las Procesiones del 'Dolor' y 'La Soledad'

Carlos H. Sanz
-

Pena en la 'Cofradía del Santo Sepulcro', en la que se iba a cargar a hombros la 'Virgen de los Siete Cuchillos' por primera vez desde los años 50, y en la de 'La Soledad', que acogió un acto religioso muy concurrido

La lluvia cancela las Procesiones del ‘Dolor’ y ‘La Soledad’ - Foto: sara muniosguren

 
Las previsiones meteorológicas daban casi por segura la lluvia en la tarde de ayer. Esta previsión y las primera gotas que cayeron sobre la capital palentina a eso de las 19 horas bastaron para que el hermano mayor de la Cofradía de la Santa Vera Cruz y su cabildo decidiesen suspender la Procesión del Dolor. Media hora después, eran los responsables de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad quienes hacían público que tampoco se iba a celebrar la Procesión de la Soledad de la Virgen.
Unas decisiones que poco después se demostrarían acertadas porque el cielo rompió a llover y a tronar sobre la capital palentina, para tristeza de muchos cofrades. No había más remedio que poner en marcha una alternativa y así lo hicieron las Cofradías, que organizaron diversos oficios religiosos en sus capillas. 
A las 20 horas, se celebró en la Capilla del Santo Sepulcro un acto religioso en honor a la Virgen que si bien no acabó con el sentimiento de pena de los cofrades, sí lo aminoró. Con las puertas abiertas de par en par, los hermanos alzaron a la Virgen de los Siete Cuchillos y la mecieron al compás de una marcha interpretada por la Banda de Cornetas y Tambores del Santo Sepulcro.
Tras las palabras del sacerdote de la Cofradía y el canto de La Salve a la talla de Vicente Espinet, se dio por concluido este acto religioso, en el que no faltaron las lágrimas en los rostros de algunas manolas. No fue la Procesión del Dolor que los cofrades del Santo Sepulcro esperaban, pero no por ello estuvo carante de belleza, emoción y sentimiento por parte de todos los hermanos que trabajaron durante todo el año.
Cabe recordar que existía una especial ilusión en la Cofradía del Santo Sepulcro, ya que por primera vez desde los años 50, la Virgen iba a procesionar portada a hombros de los cofrades, ya que se habían adaptado las andas de la La Quinta Angustia a esta talla.
A las 20,30 horas, comenzaba con una oración a la Virgen otro acto religioso en la capilla de Nuestra Señora de la Soledad. «Queremos acompañar a María, queremos estar junto a ella y que no se sienta sola», pronunció el capellán Ignacio Romo que dirigió este oficio religioso.
Con ese sentimiento, se dio lectura al soneto que el poeta palentino José María Fernández Nieto dedicó a La Soledad. Un larguísimo toque de tararú abrió paso a La Madrugá, pieza interpretada por la Banda Municipal de Música de Palencia.
En el centro de la capilla, la Virgen de la Soledad, asentada sobre un manto de claveles blancos, miraba a los cofrades y asistentes, custodiada por miembros del Cuerpo de Bomberos de la capital, hermanos honorarios de la hermandad. Casi al final del acto, Miguel Ángel Extremo, nuevo jefe de Bomberos de Palencia, recibió la medalla de la Cofradía.
El capellán dio lectura al pasaje del evangelio que ilustra cómo Cristo entregó a su Madre para que fuese la Madre de los cristianos, y recordó que la Virgen María «no perdió nunca la esperanza y permaneció a los pies de la cruz».
Al menos medio centenar de hermanos de La Soledad, ataviados con su hábito y con el capirote colocado con el capillo levantado, escuchaban atentos las palabras de su capellán. Además, se contó con la presencia de representantes del resto de Cofradías palentinas y de un importante cuadro de la hermandad vecina, la de Jesús Crucificado.
La interpretación del himno de la Cofradía, Sola con tu Soledad, dio continuidad al acto, que se completó con otras dos interpretaciones de la Banda Municipal de Música, una de ellas, el Consummatum Est, que fue escrita por un palentino ya fallecido, Francisco Pascual. El cántico de La Salve puso punto y final a este oficio religioso. Mientras, en la calle, seguía lloviendo.