La Diputación presentó ayer Los mosaicos de La Olmeda. Lujo y ostentación en una villa romana, de José Antonio Abásolo. De la publicación, de algo más de 130 páginas, se han editado 3.000 ejemplares. Su precio de venta al público es de 19,50 euros y, según se explicó, el libro podrá adquirirse en cualquier librería, además de en la VRO. «Queremos presentar una breve descripción de su principal reclamo, los pavimentos de mosaico que adornan las habitaciones de la villa, como apoyo de unas fotografías que, podría decirse, son las protagonistas de esta obra destinada a la divulgación», señala el autor. Éste, que afirmó que los mosaicos sirven para definir la singularidad del yacimiento de Pedrosa de la Vega, comentó respecto a la edición que ha tenido una doble razón de ser. En primer lugar, la petición ha llegado a través de distintos conductos, visitantes y especialistas que han preguntado por material sobre lo que constituye el «banderín de enganche principal» de la Villa, aquello por lo que «es conocida, valorada y justipreciada universalmente».
Así, la publicación amplía lo ya sabido, lo que constituía una ficha ahora detalla naturaleza, composición de los suelos y paramentos, que sirve como referencia para situar La Olmeda dentro de un constexto histórico-cultural. Los mosaicos pueden agruparse para su descripción en dos grandes categorías: figurados y geométricos (temas sencillos seriados, combinados y complejos). La categoría de las dependencias queda definida tanto por el tamaño como por la naturaleza de sus suelos. Las alas norte y sur contaban con un segundo piso. «Llama la atención, en principio, que en este segundo nivel hubiera dependencias nobles según da a entender el hecho de que existieran mosaicos en sus pavimentos».
Después de la inauguración de la nueva Olmeda, en 2009, daba la impresión de que todo estaba hecho, «pero se abría un camino, un nuevo horizonte», que pasaba por completar alguna de las excavaciones, rematar espacios como las termas, cuyos mosaicos se incluyen en la guía y en el libro presentado ayer. Lo que sí es cierto es que la Villa no es sólo el edificio, la definen distintos aspectos: debía destacarse; era un espacio físico que gobernaba; materiales singulares (900 monedas cuando en el común de yacimientos se encuentran 20-30). «La Olmeda contó, aparte de la residencia principal, con varios cementerios en sus alrededores, dos de cuyas necrópolis proporcionaron más de 600 tumbas de inhumación, dotadas bastantes de ellas con ajuares. También hay evidencias, detectadas y parcialmente excavadas, de las partes rustica et fructuaria, es decir las viviendas mucho más modestas de los numerosos siervos y colonos que atenderían y trabajarían en los indispensables almacenes y talleres propios de una explotación, o fundus, de gran extesión», explica Abásolo en la publicación.
La diputada de Cultura, Carmen Fernández Caballero, calificó el libro de «muy especial», y es que si para la Diputación La Olmeda es el «buque insignia» tanto de la actividad cultural como turística, «qué mejor que poner a su disposición un vehículo de conocimiento». En esta publicación se unen, según expuso, la Villa Romana, un referente absoluto no solo en España, porque «estamos en la primera división», un experto igualmente referente y un sello editorial, Calámo, que lo ha producido, de prestigio. «Es el libro que La Olmeda necesitaba».
José Ángel Zapatero, director editorial de Cálamo, invitado a la presentación del libro, agradeció a la Diputación el encargo, a la vez que habló de que había sido «un gustazo» realizarlo.
José Antonio Abásolo agradeció el empeño de la Diputación que, «en tiempos como los que corren», saca esta edición «tan bonita, tan cuidada». Habló de la Villa Romana La Olmeda como referente en todo tipo de actuaciones, desde la proyección científica hasta la promoción turística o por lo que constituye en cuanto a patrimonio histórico, «porque no todo se salva ni se conserva como La Olmeda», subrayó.