Lograr que fuera respetuosa con el medio ambiente en materia de contaminación ambiental y poder usarla como primera vivienda con un gasto energético mínimo. Este era el deseo del promotor de una vivienda en la localidad palentina de Perapertú, cuyo proyecto de rehabilitación encargó a la empresa Sietequince.
La vivienda, cuyas obras están a punto de terminar, ha sido posible gracias a un importante equipo de colaboradores que ha llevado a cabo la gestión integral del proceso, esto es, desde la redacción del proyecto de arquitectura hasta la contratación de las obras y el control de las mismas desde un punto de vista económico y técnico, consiguiendo así un precio menor que el de una vivienda convencional en la zona y con los mismos metros.
Todas estas gestiones le han servido además a Sietequince para que su obra fuera seleccionada en la 2ª edición de 50 Proyectos de arquitectura en desarrollo, una muestra organizada por el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España, que se ha desarrollado en Ifema dentro de la Semana Internacional de la Construcción y Rehabilitación Eficientes de Madrid. Allí se ha expuesto medio centenar de trabajos de ámbito nacional en fase de idea, proyecto básico, ejecución o en fase de obra.
Según explica uno de los socios de Sietequince, Diego Alonso Delgado, «cumplíamos con los criterios de selección del Jurado casi punto por punto, pues buscaban proyectos con calidad arquitectónica y urbana, empleo de materiales y sistemas innovadores, consideración de aspectos medioambientales tanto en el proyecto como en la ejecución, inclusión de aspectos innovadores en la gestión y desarrollo del proyecto y la certificación energética más alta que la norma permite, la A». A ello se una la incorporación de recursos de medición, evaluación o seguimiento que ayuden a comprobar la eficiencia y los consumos de los sistemas utilizados.
Los diseñadores recurrieron a «planteamientos constructivos tradicionales que ahora se dan en llamar prácticas de arquitectura bioclimática, como la correcta orientación de la vivienda para obtener el mayor soleamiento o la configuración del edificio de manera que obtenga la mayor cantidad de energía solar a través de acristalamientos».
El funcionamiento de la vivienda se basa en su orientación sur y en la utilización del diseño para conseguir que -según la época del año y gracias al sol, la ventilación y el aislamiento-, la calefacción se utilice el mínimo posible y no sea necesario en ningún caso el aire acondicionado.
En principio la vivienda se proyectó como una casa pasiva, pero la falta de popularidad del estándar passivhaus en el momento de la redacción del proyecto hizo que los promotores dieran un paso atrás. «Al final hemos llevado a cabo una vivienda bioclimática de bajo consumo energético que, sin obedecer al rígido estándar del pasivo, permite un gran ahorro energético en relación con las viviendas tipo de la zona», explica Diego Alonso que, junto a Raquel Herrero López, ha hecho posible que este proyecto sea una realidad.
La fachada sur se abre al paisaje y al sol. Tiene una gran parte acristalada que conforma un invernadero y que actúa como colchón térmico en invierno, permitiendo la opción de ventilación en verano y favoreciendo la ventilación cruzada para refrescar.
Entre los datos técnicos más destacables se encuentra el sistema de ventilación, que permite la recuperación del calor y el no tener que abrir las ventanas para ventilar evitando así pérdidas caloríficas. Además tiene una caldera de biomasa mixta (pellet-leña) con un doble circuito de calefacción formado por radiadores y suelo radiante en función de las estancias. La vivienda dispone de carpinterías térmicas de PVC y triple acristalamiento.
Tal y como señalan los responsables de Sietequince, «para nosotros la sostenibilidad no es una moda, no es un proceso, es una actitud, y asociada a ella va la responsabilidad social que de acuerdo a sus principios fomenta proyectos sostenibles».
La empresa trabaja para clientes particulares, tanto en obra nueva como en rehabilitación, así como para entidades privadas como la Fundación Santa María la Real y otras públicas como los ayuntamientos de Saldaña y Aguilar de Campoo.