La incomprensión y consternación que desde el miércoles viven los vecinos de Vertavillo se transformó ayer en un hondo penar durante el entierro de Amelia Rodríguez Sardón, la vecina de la localidad que fue asesinada el miércoles junto a su hija, Mari Luz Alejo, en la localidad vizcaína de Abadiño, a manos de su yerno, Benito Quintairos.
La iglesia de San Miguel se quedó pequeña para acoger a las decenas de familiares, amigos y vecinos que quisieron acompañar a la familia de Amelia y Mari Luz en tan duro trance. La imagen de la iglesia prácticamente llena es el mejor ejemplo del cariño y respeto que la comunidad de Vertavillo tenía a esta vecina y su familia.
Tras un breve responso por parte del párroco de la localidad, la comitiva se dirigió hasta el Cementerio Municipal donde se le dio cristiana sepultura. Amelia Rodríguez descansará en el pueblo que la vio nacer.
El viernes, a las seis de la tarde, se celebró el funeral en la iglesia San Trocaz de Abadiño, la cual también se quedó pequeña para acoger a todas las personas que querían rendir homenaje a las dos últimas víctimas mortales de la violencia machista. El cuerpo de Mari Luz descansará en la localidad vizcaína.
Tras el sepelio, cientos de personas se manifestaron por las calles de Abadiño. La marcha partió de la plaza de Traña, del barrio Matiena de Abadiño, para mostrar su repulsa a los asesinatos de las dos vecinas de Vertavillo.
Durante el acto se pudieron ver pancartas y oír lemas rechazando el machismo y la violencia contra la mujer. Un clamo que también se dejó escuchar en la capital palentina durante la mañana, en la concentración convocada por la Plataforma por los Derechos de las Mujeres.