Los pollitos que nacieron en un aula

Marta Redondo
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En el 'Castilla y León' se ha estudiado de forma práctica el ciclo de vida de un ovíparo

En ocasiones se dice que los niños de hoy en día piensan que el pollo y los huevos nacen en el supermercado. Sin embargo, cada vez más desde los centros educativos y las familias se hace un esfuerzo para que los pequeños aprendan de dónde vienen los productos que consumen o cómo se crían los animales y cultivan las plantas.

Talleres sobre comida saludable, incluso huertos en los colegios son algunas de las actividades que se desarrollan con esa finalidad. Acciones que ya se han realizado en el Colegio Público Castilla y León de Aguilar de Campoo y que ahora ha dado un paso más y gracias a la colaboración de sus familiares, los escolares de 3º de Educación Infantil -cinco años- han visto en su aula el ciclo de vida de un animal ovíparo.

Trabajando el clase sobre los animales, en este curso se propusieron que supieran diferenciar entre vivíparos y ovíparos, cuáles eran terrestres, aéreos o acuáticos y comprender las diferencias entre  vertebrados e invertebrados, además de conocer los distintos tipos según su hábitat.

La familia de un niño comentó a la maestra la idea de tener una incubadora de huevos en clase para ver el ciclo de la vida de un animal ovíparo, en este caso un pollito, una propuesta que se puso en marcha hace casi un mes.

Una mañana el padre de Aldo, llevó la incubadora con 11 huevos fecundados y les explicó su funcionamiento. Durante 21 días el pequeño junto a sus compañeros Adrián, Leire, Alejandro, Gisela, Yumalai, Edgar, Samuel, Saúl, Rayane y Zacarías, y su profesora Ana, estuvieron cuidando de los huevos.

La maestra preparó una hoja donde tenían que leer lo que había que hacer y un calendario para ir tachando los días. Los niños ejercieron muy bien su tarea de cuidadores: tachaban el día, contaban los que faltaban, observaban la temperatura (37,8°) y echaban un poquito de agua a la incubadora para mantener la humedad.

El 9 de mayo era el día en el que tenían que nacer. Sin embargo, fue unos días después, cuando al llegar a clase por la mañana vieron que en la incubadora se movía algo; la abrieron  y se encontraron con tres  pollitos que habían roto por fin el cascarón.

Los pequeños muy ilusionados les prepararon una cajita con comida, agua y una bombilla para cuidarles en clase. Lo mejor de todo es que había más huevos que se estaban abriendo y tuvieron la suerte de ver nacer un pollito, algo que resultó muy emocionante para los pequeños granjeros. Esa misma noche nacieron otros dos y ahora tienen en clase seis pequeñas.

Aves que cuidarán hasta que se acabe el curso, será entonces cuando algunos de los niños  se  puedan llevar los pollitos a sus casas.