Hace un año que un numeroso grupo de funcionarios se echó a la calle para protestar contra políticas impulsadas desde las Administraciones que consideraban una agresión directa contra la función pública. Hoy hablamos con ellos.
El movimiento Viernes de negro cumple un año. ¿Qué queda de aquel primer día?
Aquel fue un Viernes de negro cargado de nervios y emociones. No sabíamos la respuesta que íbamos a tener de los compañeros y de los ciudadanos. Era un movimiento nuevo, sin siglas, y, como tal, lo desconocido siempre encoge un poco el corazón. Lo preparamos a conciencia, como todos los viernes que nos hemos concentrado desde aquél día.
Había muchísimo movimiento en lo que a recortes se refiere. El Gobierno sacó su segundo Real Decreto, que ha hecho polvo el Estado de Bienestar. Nos quitaron la paga extra, y derechos consolidados que, pese a lo que se piensa, no son privilegios. Los trabajadores -porque para mí no son funcionarios- que meten los políticos a dedo (libres designaciones, cargos de confianza, etc.) son los que tienen sueldos que muchos no ahorraremos aunque vivamos tres vidas.
Estuvimos con los mineros e hicimos sonar las sirenas de los bomberos -con los que seguimos en contacto- hasta que desde el Ayuntamiento salió un informe absurdo diciendo que ponían en peligro a los ciudadanos.
La ilusión es la misma que el primer día. Las reivindicaciones se ajustan a la actualidad, a los sustos que nos da el Gobierno cada viernes. Seguimos defendiendo tanto lo público como protestando por lo injusto porque queremos que los ciudadanos vean que también nos preocupamos por ellos.
No solo pedimos por nuestros derechos; defendiendo lo público, defendemos los derechos de los ciudadanos, la calidad de su atención y su bolsillo. Si nos privatizan la sanidad, la educación, los servicios sociales, la cultura, etc. tendremos que pagar todos por estos servicios mientras recortan los sueldos, las empresas siguen quebrando, aumenta el paro o se congelan las pensiones. ¿Cómo vamos a pagar? Solo los políticos y los personajes privilegiados van a poder hacer uso de aquello que tenemos ahora.
De aquel día nos queda la ilusión y las ganas de seguir hacia delante; por eso seguimos estando los viernes megáfono en mano denunciando lo que creemos injusto.
¿Dan por conseguidos sus objetivos?
En algunos aspectos sí, pero, desde luego, en otros no. El principal objetivo conseguido es que si no llegamos a salir a la calle, seguramente el Gobierno hubiera impuesto medidas más duras. No se dan cuenta de que si nos quitan recursos, la inversión que podemos hacer es menor: baja el consumo, el turismo, los ingresos del comercio, de la hostelería... Es la pescadilla que se muerde la cola.
Los objetivos no cumplidos son evidentes. El Gobierno hace oídos sordos cuando pedimos que no haya dobles sueldos, privilegios para ellos y para sus amigos, privatizaciones o que devuelvan lo que se han llevado.
Quienes han robado a todos los españoles y se han llevado millones de euros que no son suyos deben pagar pena de cárcel porque es un delito. Pero ¡claro! es mejor recortar lo del vecino que lo tuyo, desde luego, no son tontos.
Seguiremos saliendo todos los viernes, para decir que sabemos lo que están haciendo, y denunciaremos los abusos, excesos, delitos y todo aquello que perjudique a los trabajadores y a los ciudadanos.
¿Cómo se define el movimiento Viernes de negro? ¿Cuáles son sus principales reivindicaciones?
Viernes de negro es un movimiento, un gran colectivo de trabajadores públicos preocupados por la situación actual. Queremos dar participación a todas las personas dispuestas a servir bien y mejor a la sociedad y donde, con independencia de las ideas políticas, sindicales, religiosas, económicas, sociales y culturales de cada uno, todos podamos poner nuestro grano de arena para frenar el deterioro de los servicios públicos y defender con tesón nuestros derechos y el orgullo de ser empleados al servicio de la Administración y, por lo tanto, de la sociedad.
Queremos colocar en primer plano la dignificación de nuestro trabajo, la imagen de los empleados públicos, que no menoscaben los derechos de los trabajadores públicos de las cuatro Administraciones y no recorten los servicios públicos.
¿Hacia dónde va a caminar ahora este movimiento?
Este movimiento está coordinado con la plataforma Pladepu (Plataforma en Defensa de lo Público). Nosotros aquí, en Palencia, nos coordinamos con los compañeros del resto de la Región.
Comprometidos con nuestra labor de servicio, nos moveremos para proponer medidas que desemboquen en una mejor calidad y atención a los ciudadanos. No obstante, esta plataforma no pretende ser un instrumento exclusivo o excluyente en defensa de lo público. Por lo tanto, queremos que quede claro que apoyamos a todas las plataformas y coordinadoras, movilizaciones y organizaciones que defiendan el sector público, como las específicas de Educación, Sanidad y Bienestar Social.
No vamos a esperar acontecimientos con los brazos cruzados. Tenemos una empresa común, unos problemas similares y unas ganas tremendas de defender lo público con uñas y dientes. Nosotros contamos también con los ciudadanos, porque somos ciudadanos sin siglas.
Han sido muy reivindicativos con las cuatro Administraciones: Ayuntamiento, Diputación, Junta y Gobierno. ¿Cuáles han sido sus principales quejas para cada una?
Hay algunas que son comunes para las cuatro Administraciones, como manifestar que estamos en contra de las libres designaciones (el dedazo), las privatizaciones o externalizaciones, los derroches, los gastos injustificables socialmente, etc.
En España, tenemos 445.568 políticos empleados en la Administración pública, es casi el doble del segundo país que es Italia, y 300.000 más que en Alemania. Creemos que la solución es muy fácil: que empiecen recortando por ahí. Que se recorten su número, sus sueldos y, sobre todo, sus sobresueldos, sus privilegios, dietas, viajes en primera, etc.
¿Por qué se ceban, entonces, con los empleados públicos? ¿Con los dependientes, con los trabajadores? ¿Por qué abaratan los despidos, congelan las pensiones y suben los impuestos?
En la Junta denunciamos el cierre de los laboratorios y el tijeretazo a la Escuela Castilla; en el Ayuntamiento externalizaron el Centro de la Puebla así, porque sí, sin contar con la representación social. También trajeron a un coordinador de libre designación, es decir a dedo, que iba a hacer el trabajo de cuatro funcionarios, haciendo de menos al resto de compañeros con plaza en el Ayuntamiento, que podían haber accedido a ese puesto.
Las políticas que están llevando, sobre todo de Personal, que es la que más nos afecta en las cuatro Administraciones, no son buenas, nada buenas. Se lo decimos, y aún así siguen inmersos en su mundo.
Algunos ciudadanos, y sobre todo desde los sindicatos, les recriminaron una falta de apoyo en la última huelga general. Tampoco es habitual verles, como movimiento, en las protestas que se organizan casi cada fin de semana. ¿Por qué?
Empezamos siendo un movimiento sin siglas, y así queremos continuar. Algunos de nosotros, de las cabezas visibles de Viernes de negro, estamos en algún sindicato y hemos sabido madurar un movimiento en el cual estamos todos juntos pero no revueltos, unidos, sin siglas visibles junto al resto de compañeros de la Administración.
También hemos querido acercarnos y defender a los ciudadanos, pues en esta sociedad de recortes, los de arriba, los políticos, parece que solo se acuerdan de los de abajo, trabajadores y ciudadanos, para recortar y quitar derechos adquiridos.
En Viernes de negro, queremos estar unidos como trabajadores de la Administración, pero no queremos que se convierta en un movimiento sindical. Quizás sea un poco difícil de entender, pero queremos que sea una plataforma de compañeros, sin directrices a seguir. Reivindicamos y denunciamos temas de inmediata actualidad con los medios que tenemos, todo lo que los gobiernos hacen mal o de lo que abusan, y digo gobiernos, porque denunciamos lo que hacen mal unos y otros.
¿Pero no temen que esto haga que los ciudadanos les den la espalda? ¿Que entiendan que libran la batalla por su cuenta y no quieran estar a su lado?
Lo que hemos visto es que los compañeros, los ciudadanos en general, están cansados de todo. Todos estamos hartos y todos decimos en un momento dado que esta crisis no es de los trabajadores de la Administración ni del resto de trabajadores de España, y mucho menos de los ciudadanos de a pié, a quienes los gobiernos abrasan legislatura tras legislatura. Esta crisis es de los bancos y de gentuza que, como vemos, se llevan el dinero de España.
Esto los ciudadanos lo saben y, aunque no estén en las concentraciones, son muchos los que nos apoyan en la red, los que nos ven por la calle, nos conocen y nos paran para darnos ánimo para seguir hacia delante. La gente muchas veces no quiere que se les vea pronunciándose como lo hacemos nosotros y desde luego es muy respetable.
A mí no me importa que sepan que estoy en un sindicato de funcionarios y que soy la presidenta del Comité de Empresa del Ayuntamiento, pero en Viernes de negro somos todos uno, sin siglas ni distintivos, ni directrices a seguir. Somos un ciudadano más y damos cabida al resto de ciudadanos.
Sigue existiendo la imagen del funcionario como trabajador privilegiado. ¿Es cierta?
¡Dios mío! Si fuésemos privilegiados, te puedo asegurar que no existirían los Viernes de negro ni Pladepu (ríe). Yo ya hice pública mi nómina en Viernes de negro y tengo mucha suerte de tener una nómina, pero te puedo asegurar que más ajustada no puede estar. La gente no termina de creer que la mayoría de nosotros, somos mileuristas. Lo único que se podía tener como privilegio es tener un puesto asegurado por haber aprobado una oposición pero ya ni eso. Ahora cualquiera tiene un pié más fuera que dentro.
¿Confían en recuperar la paga extra de diciembre del año pasado? ¿Qué esperan que ocurra este año?
Yo estoy muy ilusionada pensando que la vamos a recuperar. En Palencia ya hay una sentencia ganada del sindicato CSI.F, como sabe todo el mundo, que dice que tienen que pagar los 44 días correspondientes hasta la entrada en vigor del Decreto que sacó Rajoy hace justo un año.
Ha sido una gran noticia para todos nosotros y ya se han presentado a través de los sindicatos y a nivel individual más de 2.000 reclamaciones en Palencia. Como las Administraciones no se den a razones y paguen van a tener serios problemas porque la sentencia condena a costas judiciales... y ese dinero a mayores sale del dinero del contribuyente.
El caso de los laborales es distinto al de los funcionarios. En el Ayuntamiento, por ejemplo, lo denunciaron CSI.F y UGT, se celebró el juicio en mayo, y como se reclama la extra entera se ha elevado al Tribunal Constitucional.
Pedimos la inconstitucionalidad del Real Decreto del Gobierno y mi opinión personal -y creo que la de todos mis compañeros- es que nos robaron la paga extra.
El Gobierno ha impulsado la reforma de la Administración Pública. ¿Están de acuerdo con los planteamientos que ha presentado Mariano Rajoy?
De ninguna de las maneras. La fusión y extinción de organismos prevista provocará, de entrada, el despido de personal eventual. El resto de personal tratará de ser reubicado en otras Administraciones Públicas, puede que incluso en otra Comunidad y en el caso de que no sea posible su estabilidad queda en el aire. Los empleados públicos ya han cubierto el cupo de despidos (más de 370.000 en el último año y medio) por lo que no es aceptable una nueva vuelta de tuerca con esta medida.
La reforma quita a los Ayuntamientos todas las competencias sociales y deja los Servicios Sociales en la antigua beneficencia y el asistencialismo más ramplón. No son reformas son recortes y privatización de servicios, y ponen en riesgo el sistema de protección social en España y Castilla y León. Además pretende otro tijeretazo a nuestros sueldos... no se cansan están obsesionados con nosotros.
¿Sobran funcionarios? ¿Es necesario llevar a cabo una reestructuración de la función pública?
No sobran funcionarios. Hemos accedido a nuestros puestos de trabajo después de superar exigentes procesos selectivos y estamos en un continuo proceso de actualización de conocimientos.
Desde luego, es necesaria una reestructuración porque sobran las personas que han colocado nuestros políticos, que son muchas, lo cual ha creado duplicidades. Sobran amigos a dedo, sobran cargos de confianza y no somos responsables de su ineptitud. También sobran las privatizaciones y aquellas a las que llamamos Administraciones B que salen carísimas.
Y sobre todo sobran políticos, es excesivo que haya 445.568 políticos empleados en la Administración pública. Si sobra alguien, son ellos, que empiecen por ahí.