Dos de los cuatro bajorrelieves barrocos del siglo XVIII robados en 1977 de la ermita de Nuestra Señora de las Fuentes de Amusco regresarán a la parroquia de la localidad palentina el día 5 de junio desde el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, donde fueron depositados tras haber sido recuperados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Las obras, de titularidad estatal, serán expuestas en la sacristía-museo de la parroquia, donde quedarán en depósito, según informó ayer la Diócesis.
El regreso de estos bajorrelieves se producirá tras las gestiones que lleva realizando desde hace años la Delegación de Patrimonio Cultural de la Diócesis de Palencia. El día 8 de mayo se publicó la orden ministerial que autorizó el traslado del Museo Nacional de Escultura de Valladolid a Amusco.
No se trata de un asunto nuevo. Diario Palentino ya se hizo eco de la historia de los bajorrelieves hace exactamente cuatro años, precisamente cuando las obras fueron detectadas en el museo vallisoletano.
Uno de ellos representa la Adoración de los Pastores y el otro la Adoración de los Reyes Magos, aunque se desconoce por ahora el paradero de los otros dos bajorrelieves que formaban parte del Retablo Mayor de la Presentación de Jesús en el Templo y la Circuncisión del Señor.
¿Qué camino siguieron estas obras tras cometerse el robo?. Tal y como Diario Palentino informó en junio de 2010, estamos ante una incógnita, aunque lo cierto es que en la primavera de 2009 el personal colaborador de la parroquia de Amusco relató al escritor de la localidad, Tomás Tamayo Santos, autor entre otras obras del libro Amusco y las nueve villas de Tierra de Campos, que un investigador había documentado, entre otras obras religiosas de la Región, cuatro bajorrelieves del Retablo Mayor de la ermita de Nuestra Señora de las Fuentes y que algunos de ellos se encontraban en el citado museo vallisoletano.
CONFIRMADOS. El investigador en cuestión no es otro que Ramón Pérez de Castro, profesor del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid. El profesor confirmó entonces a este periódico que, efectivamente, se trataba «de los cuatro magníficos relieves de Tomás de Sierra, de origen leonés y uno de los principales iconos de la Escuela Barroca de finales del siglo XVII y comienzos del XVIII. Afortunadamente, hoy dos de los bajorrelieves de Amusco, que representan la Adoración de los Pastores (78x86) y la Adoración de los Magos (77x90), se han recuperado y forman parte de los fondos del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, que cuenta con cientos de piezas inventariadas, desconociéndose el paradero actual de los que representaban la Circuncisión y la Presentación en el Templo».
Por lo demás, Pérez de Castro argumentó que estos bajorrelieves «tienen una calidad aceptable. Son propios de la Escuela del momento; intimista, preciosista y muy sentimental».
EL ROBO. Pero las vicisitudes de estas obras de arte arrancaron hace 37 años. Tristemente adquirieron notoriedad pública cuando un 14 de mayo de 1977 las páginas de Diario Palentino se hacían eco de varios robos de arte religioso cometidos concretamente en las ermitas de las Fuentes y San Pantaleón, de Amusco y Osorno, respectivamente, así como el saqueo llevado a cabo un día antes en la ermita del Cristo de San Felices, de Becerril de Campos.
En el caso que nos ocupa, la ermita de Nuestra Señora de las Fuentes de Amusco (de finales del siglo XII y comienzos del XII. Según los expertos, es un edificio de transición del románico al gótico) recibió la visita de los ladrones, que accedieron al interior tras violentar la puerta con una palanqueta.
Una vez dentro, arrancaron del altar los cuatro bajorrelieves ya citados, valorados por el entonces párroco de la localidad, Alberto Atienza, en un millón de pesetas de las de entonces. Asimismo, el párroco valoró en 2.500 pesetas los daños ocasionados en la puerta, según constaba en la denuncia formulada ante la Guardia Civil.
Ahora, 37 años después, tanto la parroquia de Amusco como la Delegación Diocesana de Patrimonio han visto colmadas las gestiones para que estas obras expoliadas en su día puedan volver a la localidad de la que nunca debieron salir.