Julián Martínez fue reelegido el pasado jueves secretario provincial de UGT y ahora se enfrenta a cuatro años con importantes retos por delante.
¿Qué balance hace de los últimos tres años al frente de la Secretaría de la Unión Provincial?
En la parte interna, la mayor alegría que tengo es que, a pesar del ambiente que se generó en el Congreso del que salí donde había bastante rechazo del modelo de las Uniones Provinciales, confiaba en que la gente iba a trabajar y a hacer su función, su vida cotidiana en el sindicato. Se ha conseguido que toda la Unión Provincial tenga como objetivo trabajar hacia fuera.
Esto ha quedado relegado a una parte del sindicato con todo el derecho de opinión, que sigue rechazando el modelo actual, el que carece de Ejecutiva.
Yo ya expliqué en el Congreso pasado que el modelo de Ejecutiva yo también lo suscribo pero siempre que garantice recursos humanos, es decir, personas con tiempo y ganas de trabajar. Lo que ocurre en las provincias pequeñas es que realmente no hay gente, salvo la Federación de Servicios Públicos o ahora la Enseñanza; en las demás les cuesta hasta abrir los despachos de Federación. Hacer una Ejecutiva obliga a pedir a las Federaciones que te dejen personas para que ocupen esa Ejecutiva y esas posibilidades en las provincias pequeñas son escasas. Por tanto no es el modelo, sino los recursos; por eso el modelo de colaboradores da más libertad, al fin y al cabo viene la gente que quiere como los que tengo actualmente, María Mar y Cosmin, que sacan tiempo porque tienen voluntad de trabajar; es decir, no es el nombre del modelo, son las personas y los recursos que tengamos.
¿Y en la parte externa?
El papel de la Unión Provincial no es el de la negociación colectiva ni la afiliación directamente, sino que apoya a las Federaciones en aquellos trabajos en que lo necesitan, pero su papel primordial es la labor institucional, la interlocución con la sociedad, con las instituciones y con la propia estructura autonómica.
Este último período no ha sido de grandes conflictos como sí lo fue el de 2010-2012; por tanto, las movilizaciones no han sido de nivel de las huelgas generales. Han sido más movilizaciones de carácter estratégico, convocadas no solo a nivel autonómico, también estatal e incluso europeo. No se da la tensión de 2010 a 2012 con lo cual la participación en las movilizaciones ha sido menos numerosa de lo deseable porque, a pesar de que haya menos intensidad en la sociedad, los problemas no han acabado, seguimos con altas tasas de paro, de riesgo de pobreza, de paro de larga duración; sin gobierno, además los datos económicos a nivel internacional no favorecen el optimismo, con lo cual nada se ha terminado, no hay nada arreglado y el movimiento ciudadano va a ser necesario todavía.
¿Los cambios llevados a cabo a nivel interno suponen una pérdida de poder del secretario?
Ahora mismo el poder del secretario, si hay participación real de las Federaciones, no es ni más ni menos con la Ejecutiva o sin ella, porque la Unión Provincial es el secretario provincial junto con las Federaciones. Es más, ahora que van a pasar de seis a tres, el Consejo que es la reunión del secretario con las federaciones, tiene que ser un órgano cada vez más permanente porque, aunque es de consulta, todo lo que se haga debe de ser con la participación, porque los recursos humanos, los delegados y los afiliados, nacen de las propias Federaciones.
Es decir, la Unión Provincial es un organismo horizontal, institucional, pero el trabajo y todos los recursos vienen de las propias Federaciones que son las que van a los centros de trabajo; por eso, haya Ejecutiva o no el poder del secretario no se ve afectado, lo que hace falta es que sea más eficaz y para ello tiene que ser un trabajo de equipo. Si lo hay es cuando realmente la UGT tiene más potencia como imagen hacia la sociedad porque es lo que van a ver. Las instituciones, las autoridades que acudieron al Congreso no ven en mi un secretario que tiene o no Ejecutiva, lo que ven es que represento a la UGT que tiene un papel histórico, social, que es estatal y autonómico y que junto a Comisiones Obreras está negociando el diálogo social y en la provincia lo representa el secretario; y acudieron no por la persona, sino por la entidad; haya o no Ejecutiva. Si además en lo cotidiano, el mensaje que lanza la UGT viene respaldado por todas sus Federaciones será un mensaje de toda la Unión General de Trabajadores, porque en otro caso es el mensaje de una persona que representa parcialmente a su organización.
¿Qué evolución ha percibido en el panorama laboral desde que fue secretario por primera vez en 2005 hasta ahora?
En los últimos tiempos de mi primer mandato como secretario provincial es cuando se intuye la crisis, se estaba analizando si realmente iba a ser una crisis muy profunda; yo no esperaba que fuera a serlo tanto. Muy poca gente, incluso expertos, se imaginaban la intensidad. Además, como el Gobierno de Zapatero tampoco fue muy transparente ni claro con el nivel, no podíamos intuir esta gravedad. Ahora, pasada esta crisis tenemos un mercado laboral con unos 7.000 u 8.000 parados más que en mi primera época; la tasa de protección a los parados era de más de 10 puntos por encima de la que hay ahora, la tasa de contratos indefinidos estaba sobre el 11 por ciento y ahora está sobre el 6; con lo cual nos encontramos con un mercado laboral mucho más temporal, más precario, con más paro y parados desprotegidos; con un riesgo grave del fondo de pensiones y de los ingresos de la Seguridad Social y con una situación política muy inestable. Hemos pasado del bipartidismo donde se repartían los gobiernos el PSOE y el Partido Popular, a un Parlamento multicolor, que obliga a muchos pactos y al diálogo, lo cual es bueno, pero tiene el riesgo de inestabilidad como estamos viendo ahora por falta de generosidad de muchos partidos que, aparentemente, priorizan su interés partidista sobre la necesidad de los ciudadanos que ahora es urgente. La sociedad está en una situación que necesita por lo pronto un cambio legislativo, derogar las dos reformas laborales, negociar un nuevo Estatuto de los Trabajadores que recupere derechos perdidos los últimos años, revisar la Ley de Seguridad Ciudadana, revisar o derogar el artículo 135 de la Constitución porque no se puede priorizar el pago de los intereses sobre las necesidades de los ciudadanos y revisar también el Código Penal, el artículo que permite que muchos jueces pretendan llevar a la cárcel a trabajadores por participar en huelgas. Además de una revisión de la Constitución que puede ser necesaria porque hay que hablar de la ordenación del territorio, dejar el debate del independentismo y ahondar en otros modelos territoriales; el tema de la monarquía, la participación ciudadana.
Todo esto, sin un Gobierno fuerte, que tiene que hacer pactos para llegar a una mayoría suficiente que reforme la Constitución, que elaboren leyes orgánicas, no se puede llevar a cabo.
Y toda la defensa que podamos hacer en el mundo sindical para los trabajadores se va a topar con una legislación que limita sus derechos y, mientras esa legislación no se abra, el papel sindical se ve restringido en muchos aspectos. Necesitamos una legislación que nos ampare.
A nivel sindical, ¿qué ha pasado estos años?
El respeto al sindicalismo de clase debe de ser absoluto, porque tiene una visión global del mundo laboral y social y trasciende los derechos de los trabajadores y los considera como ciudadanos. Por eso estamos en el ámbito donde no pueden estar otros sindicatos de sector o corporativos.
Estos años, con las acciones de una minoría que no es capaz de sujetarse a la honradez cuando tiene a mano recursos públicos, lo que tenemos que hacer es descubrir quiénes son, castigarlos en la parte sindical, civil y penal si les corresponde. Pero no se puede aprovechar esa situación de minorías para atacar al sindicato y al modelo de sindicalismo de clase. Nunca se puede ocultar el delito pero siempre en base al respeto del sindicalismo de clase que ha demostrado a lo largo de los años que es necesario para la defensa de los trabajadores.
¿Cómo ve la provincia de Palencia?
Potencial geográfico tiene porque es zona de paso. Pero lo que tenemos en la parte real es un desequilibrio territorial evidente porque los pueblos del alfoz de la capital son los que están acumulando todo proyecto industrial y el futuro económico; y el nordeste de la provincia, que es el foco específico de Aguilar de Campoo tiene el sector agroalimentario; fuera de esos territorios nos queda el pasado de Guardo y el poco futuro que tiene y toda la zona rural que, como depende de la agricultura y de la ganadería, pasa por grandes crisis. Esos territorios no solo tienen poca actividad económica, sino escasas alternativas; salvo proyectos específicos de empresas que empleen recursos naturales o el propio sector turístico; no van a tener empresas de gran tamaño; con lo cual las posibilidades de generación de empleo son escasas. La preocupación está en toda esa zona de Palencia. El sur tiene Polígonos Industriales que, alrededor de la automoción y de la agroalimentación, genera empleo y genera optimismo; al igual que en la zona de Aguilar.
Además, es una provincia que no genera expectativas necesarias que impidan que la gente joven tenga que marchar. Es una provincia que, proporcionalmente, tiene una población estudiantil elevada y de alta cualificación; por lo que hay muchos palentinos fuera con una gran cualificación que aquí era inviable que encontrasen trabajo.
Lo que le va a pasar a Palencia es que el único colectivo que va crecer en los próximos años es el de mayores de 65; todos los demás tienen proyecciones de disminución. El peso de la gente mayor supone que es población pasiva que depende de sus pensiones pero no genera una actividad añadida y, además, la proporción entre trabajador y pensionista cada vez se acerca más con lo que la generación de ingresos para las pensiones es más deficitaria.