Sonidos de tierra adentro para una localidad que mira al mar, que no entiende su historia sin el olor a salitre y el murmullo de las olas.
La iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari, de la villa marinera de Orio, cuenta con un nuevo órgano construido en tierra de secano, en Torquemada, por el Taller de Organería Acitores.
Algo que llama especialmente la atención es que el diseño exterior, innovador, evoca el espíritu marinero de Orio, un aspecto que desde un primer momento, cuando se les planteó la posibilidad de trabajar en esta localidad, los responsables del taller palentino, tuvieron muy presente.
Otra particularidad es que el órgano sinfónico ha sido diseñado y construido con una intención didáctica. «Puede funcionar al modo tradicional mediante cuatro fuelles de bombeo que son accionados por dos personas, o mediante motor. El órgano es visitable y dispone de ventanas de cristal para que puedan verse sus mecanismos en funcionamiento mientras se toca. Ello permitirá realizar una labor pedagógica y divulgativa sobre el funcionamiento del órgano tradicional, única en los construidos hasta el momento», apuntan sus creadores, especialmente satisfechos con el resultado de meses de trabajo.
Consta documentalmente que el nuevo órgano de San Nicolás de Bari de Orio es el cuarto de los que han ocupado la tribuna del coro en la historia de este templo guipuzcoano.
El anterior, construido en 1935, conservaba tubos de su predecesor, que databa de 1856.
Era un órgano de dos teclados y pedal con 16 registros, dotado de transmisiones neumáticas con secreto de membranas, «lo más moderno en su día, de gran ingenio pero de extremada complejidad, que ha demostrado ser de escasa duración debido a la fragilidad de las pieles muy delgadas que forman sus mecanismos», explican desde el taller cerrateño. Este instrumento había sido electrificado hacia 1965 y reparado sucesivamente, presentando continuas disfuncionalidades.
«Ante la necesidad de tener que desmontar el viejo órgano para realizar obras de refuerzo de la tribuna del coro, se planteó la conveniencia de hacer un órgano nuevo más robusto y duradero, construido en roble, con transmisiones mecánicas de notas y registros en el que habían de integrarse, necesariamente, los elementos sonoros más valiosos del órgano anterior, para preservar el carácter sinfónico de su sonido y enlazar así con la tradición organística del último siglo», matizan.
El instrumento que se ha montado este mes de agosto en Orio, tras un largo proceso de fabricación en tierras palentinas, dispone ahora de tres teclados manuales y un teclado pedalero, con 34 registros y un total de 2.005 tubos sonoros. «Se han integrado 853 tubos que formaban parte del instrumento anterior, aunque el cuerpo sonoro principal (1.152 tubos) también es de nueva creación», precisan, como datos técnicos más relevantes.
El órgano es completamente mecánico, construido en madera de roble, con estructura interior de pino tea, algo fundamental, ya que son especies fuertes y estables ante los cambios climáticos y altamente resistentes a los cambios de humedad y al ataque de carcomas y otras plagas naturales.
Fundado en 1982 por Federico Acitores, el Taller de Organería de Torquemada ha realizado una extensa labor en la construcción y restauración de órganos.
El equipo del taller ha construido 95 instrumentos de nueva planta, desde organettos, pequeños órganos positivos en forma de arca, de fácil transporte y cómodo uso para coros, orquestas y grupos de Música Antigua, hasta grandes instrumentos de concierto para Santuarios, Catedrales y Auditorios, pasando por otros de tamaño intermedio realizados para iglesias, conventos, Escuelas de Música y particulares.