Alfredo Baranda publica 'Vendrá la muerte y tendrá sus ojos'

diariopalentino.es
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Los temas, los personajes, las situaciones e incluso los registros estilísticos son muy diferentes

Alfredo Baranda. - Foto: eva garrido

Alfredo Baranda (Baltanás, 1958), acaba de publicar  la novela Vendrá la muerte y tendrá sus ojos, que aparece nueve años después de Apoteosis del cardo borriquero, libro alabado por autores de la talla de Manuel Rivas o Arturo Pérez-Reverte. Y es que este nuevo  trabajo, según explica su autor,  recoge material antiguo, redefinido, reescrito y corregido para introducirlo dentro de la obra. «Me interesaba conseguir que este abanico de temas, claves, registros y variedad estilística  pudiera amalgamarse bien y tuviera cierta coherencia». Está publicado por Kattigara, sello al que, según comenta,  empezó a mandar algunos relatos sueltos que gustaron. «Cuando tienes ya la seguridad de que hay una editorial que apuesta fuertemente por la obra encaras el trabajo de otra manera», subraya.

Alfredo Baranda señala sobre Vendrá la muerte y tendrá sus ojos que es un libro variopinto; «puede leerse como un conjunto de relatos autónomos e independientes y, a la vez, tiene otro nivel de lectura, que no significa que sea superior o inferior, por el que el lector puede verlos como capítulos de una novela. Por debajo de esos relatos hay una especie de nervadura, de conexiones, de hilos, que van uniendo temas, personajes, de tal forma que luego todo eso puede interpretarse como una novela, por lo demás abierta, no es unívoca, cerrada».

Los temas, los personajes, las situaciones e incluso los registros estilísticos son muy diferentes. «Me interesaba mucho abrir un abanico en ese sentido. Hay temas universales como el  amor, los celos, la pulsión sexual, la individualidad, el suicidio, que es un tema que sobrevuela -la novela comienza con uno muy significativo-, sin ubicaciones geográficas precisas e indefinición temporal».

El autor, a juicio de Baranda, a lo que tiene que tender es a ofrecer un producto digno, que haga sentir al lector cierto placer, «no se trata de enseñar nada, de provocar no sé qué acontecimientos, eso es una falacia. Ni la pintura ni la literatura cambian básicamente nada, sí pueden ofrecer al degustador artístico unas sensaciones de bienestar estético, por eso cuido tantísimo el estilo».

Confiesa que siempre está haciendo cosas. Ahora quiere algo localizado en el tiempo y el espacio, probablemente en Baltanás, a principios del 37. «Es el marco de referencia, no va a ser una novela histórica».