Nieves Barrio, de 80 años, ha decidido que estas Navidades cierra  una trayectoria belenista que inició de niña de la mano de su abuela, una  gran apasionada de esa tradición. En su haber, un buen número de premios conseguidos a lo largo de los años, en torno a una veintena, en los concursos de belenes convocados por el Ayuntamiento de Palencia, saldados con un accésit y  varios primeros, segundos y terceros premios. En los últimos años dejó de apuntarse al  certamen navideño, entre otras razones «porque era tanta la gente que venía a verlo que no podía salir de casa», afirma.

Los últimos montajes, por sus dimensiones, no tienen que ver con los que presentó a concurso, aunque mantiene la apuesta por una distribución en diferentes niveles y  una ambientación en la que pesan los aspectos paisajísticos.  Admite ser muy detallista y cuidar proporciones y perspectivas con infinito mimo. «No coloco muchas figuras, todas ellas de la escuela murciana, y lo único que he comprado, porque los demás elementos los hago yo», explica. Cada año, según subraya, las casas y los puentes, por ejemplo, son nuevos, al igual que  detalles como los productos de la huerta o el pan del panadero, que son  caseros.  «Es mucho el trabajo, pero me gusta tanto...», subraya.

El belén que monta Nieves Barrio, planificado de antemano, ocupa una habitación de su domicilio, en la calle Empedrada. Pasado el puente de la Inmaculada se encerraba en la estanci y durante cuatro o cinco días sólo salía para comer. En esta  ocasión, y después de recuperarse de una intervención quirúrgica,  el proceso se ha prolongado algo más, una decena de jornadas. Sus hijas,  según comenta Nieves Barrio, parecen dispuestas a recoger el testigo de esta costumbre. Ella, por su parte, no cree que pueda desvincularse del todo de este quehacer, por eso prevé dedicarse a montajes pequeñitos.