Baltanás dibuja la ruta para que la truficultura sea alternativa real

diariopalentino.es
-

Emprendedores del Cerrato conocerán las posibilidades de este cultivo, que precisa de terrenos con unas características muy peculiares para garantizar la producción. La comarca cerrateña ofrece estos suelos

Imagen de Cevico Navero, localidad elegida para impartir esta actividad formativa impulsada desde Baltanás. - Foto: dp

El Cerrato tiene potencial trufero, es algo evidente. Que los emprendedores tengan conocimiento de ello, no lo es tanto. Que el interés por invertir esta tendencia es cada vez mayor, sí es evidente.

Esas evidencias se demuestran, en la práctica, con el proyecto que se desarrollará a lo largo de este mes de marzo, dirigido a emprendedores con ganas de poner en marcha una explotación trufera.

El campo o evoluciona o muere, y en unos tiempos donde ocupar un nicho de mercado es lo prioritario, en El Cerrato se han propuesto apostar por la truficultura.

La comarca tiene potencial. Desde Baltanás, el Grupo de Acción Local ADRI-Cerrato Palentino ha impulsado una actividad dirigida a aquellos interesados en poner en marcha una explotación trufera.

Un número limitado de asistentes se acercará a un sector en auge sobre el que ADRI-Cerrato ya fijó su objetivo años atrás promoviendo una serie de plantaciones piloto en Antigüedad y Villaviudas, que se quieren extender a otros puntos de la geografía cerrateña.

Según los expertos, una plantación con un correcto mantenimiento tiene una capacidad de producción que puede situarse, a pleno rendimiento, en los 40 kilos de trufa por hectárea. Ese pleno rendimiento llega a los 20 años de realizarse la plantación, aunque las primeras producciones pueden obtenerse entre la séptima y décima campaña.

Esto significa que con un precio de unos 700 euros por kilo -media de los últimos años-, los ingresos se situarían sobre los 28.000 euros anuales, a los que hay que descontar los costes de mantenimiento de la plantación (riegos, gradeos, podas, material, etc).

De todo lo anterior se desprende que el desembolso inicial puede resultar el más gravoso para el interesado, que debe eliminar el cultivo anterior, llevar a cabo la marcación de las líneas de acuerdo a una densidad de plantación de unos 300 árboles/ha y el riego posterior de la planta en el hoyo.

Idoneidad. En la comarca cerrateña los terrenos más adecuados para estos cultivos son suelos alcalinos con un pH entre 7,5 y 8,5, poco profundos, textura no arcillosa, buen drenaje, bajo nivel de sales y yeso y alto nivel de carbonatos.

Las expectativas para la comarca del Cerrato son buenas y por ello se ha querido impulsar el sector. Hay, no obstante, otras especies de hongos de gran interés para las economías rurales como son las criadillas de tierra o turmas y la trufa blanca (Tuber borchii).

Según los datos del sistema de información geográfica Micodata de la Junta de Castilla y León en la región se estima que la superficie dedicada a la truficultura supera las 1.000 hectáreas, aumentando cada año.

Casi 14.500 kilómetros cuadrados de superficie de Castilla y León presentan potencialidad climática para la trufa negra.

Por provincias destaca Soria donde más del 43 por ciento de su territorio presenta potencialidad para la trufa negra. En este particular ranking le siguen las provincias de Burgos y Segovia. Los expertos estiman que la zona del Valle del Cerrato palentino y los montes Torozos, a caballo entre Valladolid y Palencia, tienen potencialidad climática para el cultivo de la trufa negra.