El momento en el que Jesús es condenado a la crucifixión por Poncio Pilato marca el inicio de la Pasión. Los palentinos conmemoraron ayer los episodios que vivió Jesucristo desde ese instante hasta que fue sepultado, con la celebración de la Procesión del Santo Vía Crucis que organiza la Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia.
La procesión dio comienzo a las 20 horas en la iglesia de Nuestra Señora de la Calle, de donde salió la imagen del Santísimo Cristo de la Misericordia, obra de Portillo del siglo XVI. Es un crucificado de gran realismo sobre una carroza decorada con claveles rojos e iluminada con faroles que resaltan la imagen de Jesús. Hasta ese mismo punto, llegó, portada a hombros por ocho cofrades de la Vera Cruz, la imagen de Nuestra Señora del Dolor, imagen del siglo XIX.
Ambos pasos, acompañados por representantes de las distintas cofradías, desfilaron por el centro de la capital palentina. En su recorrido hicieron un alto en la iglesia de San Agustín, donde saludaron a Nuestra Señora la Virgen de la Piedad que salió al exterior del templo. Desde este punto, la procesión se dirigió a la Plaza Mayor de la ciudad, donde se celebró el Santo Vía Crucis.
A las nueve de la noche, hacía su entrada en este céntrico enclave la procesión. A los pies del Ayuntamiento estaba esperando la imagen de la Virgen de la Soledad, mientras que el público esperaba acodado en las vallas que delimitaban el espacio reservado para las cofradía y por la megafonía del Ayuntamiento sonaban cantos gregorianos. Flanqueando el otro lado del Ayuntamiento se situó la imagen de Nuestra Señora del Dolor.
El sonido de los tambores se encargó de marcar el paso mientras las cofradías iban ocupando su sitio correspondiente en la Plaza Mayor. Tras la imagen de la Vera Cruz accedieron al lugar las 14 cruces que representaban las estaciones del Vía Crucis, portadas todas ellas por miembros de las hermandades palentinas. A continuación hizo su entrada en la Plaza Mayor la imagen protagonista del Vía Crucis, seguida del preso indultado, acompañado por las autoridades. El paso se colocó a las puertas del Ayuntamiento, frente a los hermanos cofrades y el público asistente.
Las autoridades y la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de la Misericordia fue la encargada de cerrar la procesión.
Dio comienzo el ejercicio del Vía Crucis. El sacerdote encargado de dirigir los rezos recordó que este momento es para «detenerse en los momentos más destacados de la Pasión de Cristo. Mirar a nuestro interior y preguntarnos: ¿Qué he hecho yo durante esta Cuaresma?, ¿Cómo me he preparado para estos momentos?».
reflexión. También invitó a los presentes a «reflexionar por nosotros mismos» y recordó unas palabras de Monseñor Sebastián, último cardenal nombrado por el Papa Francisco, sobre la necesidad de realizar tareas evangelizadoras en España, donde «los hijos de los católicos ya no son católicos».
Asimismo, puso de manifiesto que «este recorrido por la Pasión de Cristo sirve para pensar y meditar y luego actuar en consecuencia, porque si no es así, yo me preguntó ¿a qué venimos aquí?».
Tras estas palabras comenzó el Vía Crucis con la lectura de las 14 estaciones correspondientes a los momentos más duros de los días finales de Cristo: Jesús es condenado a muerte, Jesús carga con la Cruz, Jesús cae por primera vez, Jesus se encuentra con su Madre; Jesús es ayudado por el Cireneo; la Verónica limpia el rostro de Jesús; Cae por segunda vez; Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén; Cae por tercera vez;Es despojado de sus vestiduras; Es clavado en la Cruz; Jesús muere en la Cruz; Es bajado y puesto en brazos de su madre y Jesús es sepultado.
Tres miembros de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia, acompañados de mujeres ataviadas con mantilla negra fueron recorriendo así el perímetro de la Plaza Mayor y deteniendose ante las cruces que portaban otros cofrades.
En cada estación, se procedió a la lectura de los pasajes bíblicos a los que hace referencia y a continuación el sacerdote hizo una pequeña reflexión sobre su significado y su repercusión en la vida diaria de los presentes.
Una vez finalizadas las 14 estaciones, la procesión inició el camino de regreso a la sede de la cofradía organizadora, en la iglesia de Nuestra Señora de la Calle, donde tuvo lugar el acto de despedida.
Muchos de los cofrades participantes en este Vía Crucis se trasladaron desde ese punto hasta la iglesia de San Agustín, donde dio comienzo la segunda y última procesión de la jornada; la de Luz y Tinieblas.