Unas arrugas muy bien llevadas. Una vida longeva pero sin perder ni una pizca de vitalidad. La segunda persona más mayor de la provincia, después de otra señora de Villaoliva de la Peña, quien con 108 años va camino ya de los 109. Y con un espíritu de juventud más que sugerente, así es como Sixta Herrero de los Ríos, que cumple este domingo 107 años, ha pasado su vida.
Nació el 1 de septiembre de 1906 en la localidad palentina de Villamoronta. Pero no le quedó otro remedio que trasladarse al municipio de Carrión de los Condes si quería sacar adelante a los diez hijos que ha tenido.
En los años 20 del pasado siglo, la mayor parte de las mujeres servía en las casas y los hombres se dedicaban a las labores del campo.
Este es el caso de la señora Sixta, quien tuvo que aplicarse el cuento desde bien joven y comenzar a limpiar en casas ajenas.
Si se compara la vida de ahora con la de antes, se encuentran muchas diferencias. Hoy por hoy, las bodas se hacen de rogar, sin embargo, antiguamente los novios contraían matrimonio en plena juventud. Este es el caso de Sixta, quien se casó con tan sólo 22 años.
Los pensamientos tampoco eran los mismos. Si ahora con 20 años a los jóvenes no les queda otra que estudiar para llegar a ser algo, hace tiempo y con esta misma edad, la juventud tenía que trabajar.
Sólo aquellos que disponían de suficiente capacidad económica, tenían la oportunidad de ir a estudiar fuera. Como se suele decir en estas ocasiones, eran otros tiempos.
Cuando estalló la Guerra Civil, la señora Sixta tenía ya seis hijos, «a los que había que cuidar y mantener», señala. Por ello, su vida «ha sido muy laboriosa», apunta.
«Lo que hacía era ir y venir al río para lavar» , cuenta la centenaria, aunque «alguna vez he tenido la posibilidad de que me lo lavara alguna vecina a cambio de dos reales».
«Recuerdo la vida de aquel entonces, una vida en la que había que esforzarse mucho si se quería conseguir algo», remarca la señora Sixta.
De hecho, sus hijos tuvieron que salir a trabajar antes de tiempo y sus hijas siguieron los pasos de su madre, servir en otras casas.
«En mi vida también he tenido mucha alegría a pesar de que mi marido perdió la cabeza y murió con 90 años de edad», relata la centenaria.
Más tarde, la señora Sixta se dedicó a la cocina. Fue cocinera en el comedor de un centro docente de Carrión de los Condes, municipio en el que vive actualmente en la Residencia Santa María del Camino. «Siento a veces pena y otras veces me siento tan a gusto al cumplir 107 años», comenta la centenaria y admite en este sentido que le ha venido muy bien que sus hijos la cuiden».
La señora Sixta está muy satisfecha de su vida, en la que, aunque no le ha quedado más remedio que trabajar, ha sobrepasado los cien años y con ánimo y buen pie va a cumplir los 107.