Palencia al igual que otras ciudades teresianas ha celebrado la conmemoración fundacional de esta catorce fundación de San José de Nuestra Señora de la Calle (en el trío de las fundaciones postreras) de Teresa de Jesús. La fundación palentina tuvo un comienzo sombrío. La Santa había regresado de Toledo a Valladolid, reclamada por don Álvaro de Mendoza, ahora obispo de Palencia y protector de la incipiente reforma en San José de Ávila, posición que mantendrá toda su vida a favor de la Santa, siendo en la fundación de Palencia una importante baza. Decidida pero no repuesta, emprende viaje desde Valladolid el 28 de diciembre de 1580 «con ser el tiempo tan recio», escribe. En Palencia al día siguiente -día del rey David- se celebra la misa fundacional, en la casita que tiene alquilada, gracias a los amigos palentinos, en la calle Mazorqueros (hoy calle Colón nº 22).
Realizar una semblanza de Teresa de Jesús no es empresa fácil, redescubrirla a través de sus caminos «aprovechando sus andaduras» sólo es posible bajo un ligero equipaje de peregrino. Bajo el título Una castellana vieja y recia de nombre Teresa, la veterana periodista Paloma Gómez Borrero, gran conocedora de la vida y obra de Teresa de Jesús, en este V Centenario de su nacimiento pone voz a los poemas de Santa Teresa acompañada por el gran barítono Luis Santana y el pianista Antonio López Serrano. Conmemorar la Entrada de Teresa de Jesús en la ciudad de Palencia el 28 de diciembre de 1580 en el Teatro Principal ha significado para esta excelente periodista una peregrinación que comenzó en la mañana del mismo día, después de oír misa en Valladolid, por este camino teresiano pasando por las localidades que hace 434 años anduvo la santa andariega para llegar a nuestra ciudad desde Valladolid. Como peregrinos ha elegido a estos dos grandes maestros, y a dos compañeros ocasionales.
Compartir este camino y las vivencias previas a la hora del recital y posteriores con ella siguiendo y guiando las Huellas de Teresa de Jesús en nuestra ciudad es un lujo. Acercarse al testimonio de vida en dos papas con un corazón carmelita de la mano de Paloma Gómez Borrero es salir al encuentro de Teresa de Jesús desde los latidos de nuestra ciudad en la visita realizada a la comunidad de RR. MM. Carmelitas Descalzas resonando el eco de los latidos de dos corazones papales en este locutorio.
El primer latido que desvela esta excelente periodista es el de Pablo VI, que entró en contacto con el pensamiento teresiano a través de las lecturas de Santa Teresa de Jesús que realizó como seminarista. En 1963 era elegido papa durante la celebración del IV Centenario de la Reforma Teresiana del Carmelo que fue declarado Año Jubilar por su antecesor Juan XXIII. En 1965 le fue presentado el manuscrito de Santa Teresa de Jesús Camino de Perfección del Carmelo de Valladolid en una Audiencia Privada en la que exclamó al verlo, ¡Oh, el Padre Nuestro de Santa Teresa! Ese mismo año la declaró Patrona de los Escritores Españoles en prosa. En 1967, celebrándose en Roma el III Congreso del Apostolado Seglar, cuya clausura coincidió con la festividad de la Santa (15 de octubre), anunció que quería reconocer a Santa Teresa de Jesús como Doctora de la Iglesia, junto a Catalina de Siena. El 27 de septiembre de 1970, tras solventar las reticencias de la Curia Romana a que una mujer llevase ese título, reconocía a Santa Teresa de Jesús como Doctora de la Iglesia en reconocimiento de su labor para mejorar la Iglesia Católica.
El segundo latido es el de San Juan Pablo II. A él le faltó su madre desde joven y encontró a la Virgen, al igual que Teresa de Jesús. También en la Divina Misericordia, en la Misericordia del Señor siguiendo a Santa Teresa de Jesús poniendo el acento, en el amor y en la confianza de la misericordia: «válgame la misericordia de Dios, en quien yo he confiado siempre por su Hijo». Él será quien instaurará la festividad de la Divina Misericordia. Ahí está esa capacidad de rezar, que es el diálogo constante con Dios. En la tarde del 1 de noviembre de 1982 Juan Pablo II viajó a Alba de Tormes. Visitó el Monasterio de Carmelitas Descalzas, donde murió y está enterrada Santa Teresa de Jesús. En su alocución realiza una evocación y una plegaria ante el sepulcro de la mística doctora de la Iglesia. Sin duda alguna el texto más importante fue la Oración que dirigió a Santa Teresa estando ante su sepulcro.
Lo que quizás no sea tan conocido es que intentó hacerse carmelita descalzo en varias ocasiones. Después de estudiar Teología volvió a intentarlo, pero esta vez fue el arzobispo de Cracovia el que no se lo permitió. Importante para su crecimiento espiritual fue la persona de un sastre, Jan Tyranowski, quien le dio a leer a San Juan de la Cruz. Poco después se trasladó a Roma para asistir a los cursos de la Facultad de Filosofía del Pontificio Ateneo Angelicum y obtuvo el doctorado en Teología con la tesis El acto de fe en la doctrina de San Juan de la Cruz.
Dejó en herencia su anillo pastoral (el anillo del pescador) a los carmelitas de su ciudad natal, además del escapulario que siempre llevaba consigo y otras cosas. También dejó una imagen del Niño Jesús que siempre tuvo en su habitación a las Carmelitas Descalzas del Monasterio Regina Coeli de Roma.
(*)Miembro de la Comisión Cultural Huellas Teresa de Jesús del Ayuntamiento de Palencia.