Cada año cientos de miles de peregrinos recorren el Camino de Santiago, una ruta espiritual que desde hace siglos conduce a las reliquias del Apóstol. Alentados por el encuentro con los huesos del Santo, los caminantes atraviesan España, a buen seguro desconocedores de que a esos sagrados restos les falta una preciosa pieza. En el punto medio del Itinerario Francés, a poco más de 20 kilómetros en línea perpendicular, en el vértice meridional del triángulo que rematan Carrión de los Condes y Sahagún, se localiza Paredes de Nava, el lugar que desde principios del siglo XV custodia el hueso que no se halla en la Catedral de Santiago, la costilla del Apóstol que llegó a la villa desde la Cámara Santa de la Seo de San Salvador de Oviedo. Se conserva en un armario de una de las salas del Museo Parroquial de Santa Eulalia, junto a cálices y orfebrería diversa.
«No hay ninguna reliquia en el Itinerario Jacobeo, y menos de la entidad de ésta», afirma contundente el doctor en Historia Medieval y subdirector del Real Instituto de Estudios Asturianos, Andrés Martínez Vega, autor de un estudio sobre la costilla. Comenta que le sorprendió que estuviera en una vitrina en un Museo. «Se merece una capilla específica, donde incluso se dé culto para peregrinos, en un entorno adecuado para ello», subraya. Además, a su juicio, la exposición está «muy desconstextualizada», lo mismo que la de la imagen de alabastro de Santa Catalina, y es que «algún vínculo parace guardar con la tapa-relicario de la costilla en donde aparece también el bajorrelieve de esta santa de Alejandría».
La costilla del Apóstol Santiago ha salido en dos ocasiones, ambas con motivo de sendas exposiciones de las que, incomprensiblemente, no se ha cosechado fruto alguno. La primera fue a pocos kilómetros de su morada, a Carrión de los Condes, donde la Diputación de Palencia montó en 2004 una muestra sobre Santiago, el Camino y Palencia. El segundo viaje lo realizó en 2007, con motivo de la celebración en Ponferrada de la exposición Yo Camino de Las Edades del Hombre sobre la Ruta Jacobea. En esa ocasión José Luis Calvo, delegado diocesano de Patrimonio, realizó la ficha técnica de la pieza en el catálogo de la muestra. Tanto él, que estuvo destinado en Paredes de Nava, como el actual párroco, Aurelio Báscones, admiten no haber recibido nunca a un peregrino ni a un visitante preguntando por la costilla, aunque sí que se enseña como «joya». El historiador Andrés Martínez piensa que «el traslado de la costilla fue también un proyecto que supuso una inversión económica para atraer peregrinos y concitar el prestigio familiar en un señorío surcado por un itinerario que a través de tierras castellanas llega a la tierra del Apóstol».
La segunda costilla derecha de Santiago está incrustada en el interior de la tapa de un relicario, y, en su exterior, sobre una lámina de plata puede leerse un texto escrito en caracteres góticos donde se detalla el origen de la donación:
«Aqy / e//...sta/ una / const// iella / d
el /apostolo /Santiago /el /mayo
r /esta /costiella /estava /enla
capiella /delos /angeles /en /o
viedo /con /las /otras /rreliqes /qe ay/ estan / e / don /fernando /fy
lo/ del/ conde/ don /alfonso / rr ogo / mucho / al /obpo / don/ gyl len /qe/ gela /di/ esse/ el/ dyoge
Estos nueve renglones nos dicen, según recoge José María Fernández Pajares en Cinco notas asturianistas, que «la reliquia es una costilla del Apóstol Santiago, y que se hallaba entre otras que se encontraban en la capilla de los Ángeles, que no puede ser otra que la Cámara Santa de Oviedo, en la que se encontraban las reliquias presididas por la Cruz de los Ángeles; y que el obispo -debía ser, naturalmente, el de Oviedo- Don Guillén (aunque el texto inscripcional dice sólo Gullen), fue instado por don Alfonso para que le regalase la costiella de Santiago el Mayor. El suplicante era, al parecer, don Alfonso». El pasaje es claro, pero abierto a interpretaciones, y así es que Martínez Vega habla de «cacicada», de una decisión personal, al margen de un Cabildo que, realmente, «muy celoso de su santuario, de su relicario (Cámara Santa), no hubiera dado una reliquia de este calibre».
José Luis Calvo explica que por debajo de costilla, y dentro de un pequeño retablillo gótico con tres arcos con decoración cardina, pináculos y florones, se representa a la Virgen con el Niño; a la izquierda Santa Catalina de Alejandría, con sus símbolos -rueda, espada y el tirano de su padre a los pies-, y a la derecha el donante de rodillas sobre una peana y en actitud de súplica. El subdirector del Real Instituto de Estudios Asturianos, en relación con la Virgen, no desecha la posibilidad de que represente a la de Covadonga.
Arriba de la costilla destacan dos esmaltes. En uno aparece el ángel Gabriel y en el otro la Virgen María con un libro de oración en sus manos y un jarrón con azucenas, símbolo de la virginidad. Ambos, explica el delegado diocesano de Patrimonio, están enmarcados por un sartal con una fina decoración de tipo cordel.
El traslado de la reliquia del Apóstol Santiago desde Oviedo a Paredes de Nava puede enmarcarse, a juicio de Andrés Martínez, dentro del panorama político trastamarista y de la activa presencia de Asturias en la vida política castellana del siglo XIV, unido a que «puede ser una expresión devocional de la familia hacia el Apóstol. Para el delegado diocesano de patrimonio no es casual que la costilla se encuentre en uno de los caminos secundarios hacia Santiago de Compostela, pues el ramal que pasaba por Paredes de Nava iba a desembocar a Sahagún. «En la parroquia de Santa Eulalia, por otra parte, estaba asentada una Cofradía del Apóstol Santiago». Además, «el culto al santo estuvo muy ligado a las órdenes mendicantes, y en Paredes fueron importantes».
Cabe mencionar una curiosidad en torno a Santa Eulalia, advocación del templo paredeño donde se conserva la costilla del Apóstol Santiago, pues también es patrona de la Diócesis asturiana (Arzobispado de Oviedo) y la que más iglesias tiene dedicadas en esa Región.
DOCUMENTOS
La investigadora Mª del Rosario Diez Rodríguez fecha la llegada de la reliquia a Paredes de Nava a comienzos del siglo XV. Explica que con fecha 15 de noviembre de 1371 expide mandamiento el rey Enrique II de Trastámara, padre del conde Don Alfonso, por el cual quedan obligados el concejo, oficiales y hombres buenos de la villa de Paredes de Nava a reconocer por señor a Don Alfonso Enríquez. Otros documentos muestran que entre 1371 y 1378 permanecerá, no de forma continua, en la villa, «con lo que no se sostiene por varias razones históricas afirmar la llegada de la reliquia de la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo a los territorios castellanos del conde por estas fechas». En un documento del Archivo del Monasterio de San Vicente de Oviedo con fecha 17 de junio de 1372, en la escritura de venta de un predio situado en la Vega de Santa María de Grado, aparece como firmante Alvar García, notario público de nuestro señor el conde Don Alfonso. Cronológicamente, explica Diez Rodríguez, este es el primer documento en el que se trata a Don Alfonso Enríquez como conde. Hijo bastardo del rey Enrique II de Trastámara recibirá el título de conde de Gijón y de Noreña y señor de Paredes de Nava junto con otros, gracias a la intervención de su padre.
La investigadora cuenta que muerto Enrique II a finales de mayo de 1379, su hermano menor, Juan I será el nuevo rey, contra el que se revelará en varias ocasiones apoyándose en las tierras que posee en Asturias y Castilla. El 26 de junio de 1381, en la Capilla de las Reliquias de la Catedral de Oviedo tuvo lugar el primer Acto de Concordia entre los dos hermanos, en el que el conde promete no volver a rebelarse ni tomar las armas contra el monarca Juan I, su hermano. «Probablemente -señala- el conde pudo tener conocimiento de dicha reliquia en este Acto de Concordia». Pero las intrigas y traiciones de este conde no se frenarán y las luchas entre ambos hermanos continuaron en los años siguientes.
«La petición que conmemora la inscripción, siendo Don Fernando hijo del conde Alfonso, nos remite directamente a la solicitud que realiza Don Fernando Enríquez al Papa Benedicto XIII de dispensa y perdón por haber derramado sangre en tiempo de las rebeliones de su padre el conde Don Alfonso, pues siendo acólito de la Diócesis de Palencia, aspira a ordenarse presbítero, para lo cual era condición indispensable obtener dicha dispensa del papa. Benedicto XIII se la concede en abril de 1403 según consta en el expediente del Archivo Vaticano con Registro número 326, cuestión que se aprovechó para pedir al prelado Don Guillén de Monteverde la cesión de la reliquia que se conserva en el Museo de la iglesia de Santa Eulalia de Paredes de Nava».
La búsqueda del fin. Ángel Sancho, que fue durante cuarenta años delegado diocesano de Patrimonio, comentaba en una entrevista preguntado por turismo y patrimonio que la clave del éxito radica en buscar el fin para el que las cosas fueron concebidas. Quizá el ejemplo más claro sea el Camino de Santiago. En su libro Saber mirar el Arte Sacro. Estudios y reflexiones alude a las palabras del Papa Juan Pablo II en su visita a Santiago de Compostela en 1982: «Te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes».
Esta costilla del Apóstol del Apóstol Santiago es un tesoro capaz de atraer miradas de dentro y fuera. Un tesoro que un hombre poderoso quiso traer a tierras palentinas. Se trataba de un regalo capaz de cambiar el progreso de un lugar. Rescatar ese fin quizá sea el punto de partida para ligar turismo y patrimonio en una zona cargada de historia, pero de historia olvidada.
Evidentes posibilidades. Según los historiadores de la Edad Media -escribía Emile Mâle- «los hechos más importantes de la historia del mundo son una traslación de reliquias, la fundación de un monasterio, la curación de un endemoniado, la soledad de un ermitaño en el desierto». Hoy, la presencia de una reliquia de esta categoría en cualquier otro lugar del mundo hubiera sido motivo de promoción y relevancia. Un sencillo ejercicio de imaginación descubre las evidentes posibilidades de este santo hueso, una costilla del Apóstol Santiago que se custodia en la iglesia de Santa Eulalia de Paredes, esa que, según los eruditos, alberga la mejor obra de Pedro Berruguete. En este artículo, en un año en el que además se conmemora el XX Anivesario de la Declaración del Camino Francés Patrimonio Mundial, se describe la historia y el viaje de esta reliquia, un regalo capaz de atraer peregrinos de todas las partes del globo y colaborar con el desarrollo de una zona. Una historia latente, pendiente de resolución, que yace silenciosa en la cuneta del mayor caudal de turistas que periódicamente atraviesa esta tierra. Un referente, un hito, un impacto en el Itinerario Jacobeo que podría singularizar a nuestra provincia. Una costilla santa capaz de empequeñecer la de Adán, capaz de colocar a Palencia en el mapa.