La iglesia de San Pablo albergó el 'Rompimiento del Velo'

Carlos H. Sanz
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Mal tiempo. Ya en la noche del sábado había pocas esperanzas de que la Procesión se fuese a celebrar. Por la mañana, se decidió trasladar el acto al templo

Los cofrades de la ‘Vera Cruz’ quitan el velo a la Virgen María y, con él, su dolor por la muerte de su Hijo. - Foto: Óscar Navarro

Escudero, frente a la Custodia, que contiene el símbolo de Jesús resucitado.
Escudero, frente a la Custodia, que contiene el símbolo de Jesús resucitado. - Foto: Óscar Navarro

La tormenta de la tarde del sábado y las previsiones meteorológicas para las siguientes horas ya hacían presagiar que la del Rompimiento del Velo sería la segunda y última procesión de la Semana Santa de 2014 que no iba a celebrarse.
Previsión que se confirmó, ya que pasadas las 8 de la mañana la Cofradía Penitencial y Sacramental de la Santa Vera Cruz anunciaba oficialmente que la procesión se sustituía por un acto religioso en la iglesia conventual de San Pablo. Fue allí donde se celebró el acto del Rompimiento del Velo, que simboliza la caída del velo del dolor de la Virgen María y la alegría por la resurrección del Hijo de Dios.
Hubo que esperar, eso sí, hasta las 10 de la mañana, ya que antes había que celebrar la misa programada en San Pablo. La música de la Banda de Cornetas y Tambores de la Vera Cruz anunció el inicio del traslado a San Pablo del Paso de la Virgen del Rompimiento, que en ese momento todavía lucía con vestimenta y velo negro, que dejaban a la vista del mundo sólo sus manos.
La Virgen entró en la iglesia conventual por su puerta lateral, después de bordear el monumento a la Semana Santa que luce en la plaza de San Pablo. El replique de las campanas y las notas del Himno de España interpretadas por los músicos de la Vera Cruz anunciaron la inminente entrada de la talla en el templo capitalino, que estaba prácticamente lleno.
Con los fieles en pie, un toque de tararú recibió a la talla en el interior de San Pablo. Allí esperaba, bajo palio, el obispo de la Diócesis de Palencia, Esteban Escudero, que portaba la Custodia con la Hostia Sagrada, símbolo del Santísimo Sacramento y la Resurrección de Jesús. 
El encuentro de la Virgen con su Hijo resucitado culminó con la retirada del velo a la talla de la Virgen del Rompimiento, que se entregó a una representación de los cofrades más jóvenes, como manda la tradición.
Mientras la música de la Banda Municipal sonaba en San Pablo, Esteban Escudero se dirigió al altar y tomó la palabra para dirigirse a los cofrades para destacar el «doble motivo de alegría» del Domingo de Resurrección: por la victoria de Jesús sobre la muerte y por la caída del velo del dolor de la Virgen.
«Quiero felicitaros por esta Semana Santa que hemos vivido tan intensamente», manifestó el responsable de la Diócesis, que invitó a los cofrades a seguir participando interiormente de los actos que se celebren durante la Pascua que ahora se inicia, sobre todo en la eucaristía, ya que a través de la comunión se revive la Pasión y Cristo de que se ha vivido durante la Semana Santa.